jueves, 10 de abril de 2014

"Hipólito Yrigoyen ante la condición humana" – Parte 9



IX
Puesto en aplicación desde el Gobierno, a partir de 1916 el diseño de estos presupuestos doctrinarios adquiere resonancia realizadora en las “efectividades conducentes”, para utilizar, una vez más, el peculiar lenguaje yrigoyeneano.

En el plano internacional esa consistencia ideológica con la praxis política determinó la base de una tradición, que con el tiempo marcó las líneas de una verdadera Política de Estado. Los episodios más importantes de la escena mundial fueron teniendo una replica por el Gobierno argentino: La Neutralidad en la Primera Guerra Mundial, las advertencias sobre las consecuencias negativas del Tratado de Versailles, respecto del cual la Argentina se declaró “res ínter allias acta”; las posiciones sobre la Igualdad de las Naciones ante la constitución de la Liga de las Naciones; la dignidad idealista que implicó el retiro de la Delegación Argentina de esa organización, las iniciativas para la integración de Sudamérica, sin pretensiones hegemónicas; los planteos antiimperialistas defendiendo el principio de no Intervención, con relación a la Política Norteamericana en el caso de la República Dominicana y en Nicaragua, son algunos de los actos que caracterizaron la visión de Yrigoyen sobre “la función Argentina en el Mundo”. Es de notar ese criterio de “misión y función de la Argentina en el concierto de las Naciones”, que se distingue del actual criterio, de menor e irrelevante contenido y pretensión, de una Argentina “que se acomode al Mundo”.
En el orden económico, tanto como en el campo de lo social y lo cultural, por primera vez en la Historia argentina, el Gobierno de Yrigoyen asume un rol decididamente intervencionista, dejando a un lado el liberalismo hasta entonces imperante del “laissez faire, aissez passer”.

En la economía es esencial y novedosa la defensa y promoción del patrimonio nacional. Esto es, de los bienes estratégicos que hacen a la capacidad de decisión soberana del país para su desenvolvimiento: el suelo y el subsuelo. El primero, mediante la recuperación de tierra pública mal concedida por el régimen anterior, los nuevos planes de colonización y la defensa del productor agropecuario contra los monopolios exportadores. El segundo, por la política nacionalista en materia de hidrocarburos, que se materializa con la creación de YPF y su incidencia directa en el desarrollo autónomo y equilibrado de todo el territorio nacional.

Habría que mencionar el intervencionismo directo del estado en la fijación de precios y tarifas que protejan y beneficien al consumidor y al productor; la regulación y control de los precios al consumo popular, durante la crisis de la primera posguerra mundial; y la recuperación para el Estado de más del treinta por ciento de las redes ferroviarias, los más importantes factores estratégicos para el desarrollo del país en su tiempo.

En el orden de la política social, la consideración de los intereses del capital y del trabajo, en busca de la paz social, tuvo, quizá más que en otros campos, las características de enérgica intervención a favor del trabajador. El concepto de “democracia social” aparece precursoramente ya en la primera Presidencia de Hipólito Yrigoyen: “Tras grandes esfuerzos el país ha conseguido establecer su vida constitucional en todos los ordenes de su actividad democrática. Pero le falta fijar las bases primordiales de su constitución social” afirmaría en el Mensaje al Congreso Nacional del 31 de agosto de 1921. DHY, pág. 191) Y en el mismo mensaje: “La democracia no consiste sólo en la garantía de la libertad política; entraña a la vez la posibilidad para todos de poder alcanzar un mínimo de felicidad siquiera”.

Ninguna huelga obrera fue declarada ilegal. La mayor parte de los conflictos se resolvieron con esa dirección protectora, incluyendo las huelgas más violentas y los episodios de represión, como los hechos de la llamada semana trágica en enero de 1919, o en las huelgas patagónicas de 1921. Transformó sustancialmente el Departamento Nacional del Trabajo, que comenzó a intervenir de manera directa en el arbitraje de los conflictos, y en la inspección para el cumplimiento de las leyes laborales. Cajas de Previsión Social, jubilaciones, Código de Trabajo Rural, fomento de las organizaciones sindicales y su reconocimiento legal, salario mínimo y jornada de trabajo, pago de remuneraciones en moneda nacional, leyes de procedimientos para penalizar el incumplimiento de las leyes del Trabajo.

Aunque no pudo sancionar sus proyectos de ley de Código Nacional del Trabajo, de Convenios Laborales Colectivos y de Asociaciones Profesionales, es considerable el avance en materia de justicia social y de organización obrera, mediante el dictado de decretos y la acción concreta de los organismos del Gobierno.

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