En cosa de
trescientos años que las delicias disfruto de estos Campos Elíseos, nunca deja
la memoria de mis trágicos sucesos de atormentarme algún tanto. Mas hacia mí se
encamina un hombre que según signos parece ser español, y quiero, por si llega
recién, llamarlo por preguntarle lo que en mi tierra pasa.
-Hombre,
cualquiera que seáis, dime quién eres.
F. - Fernando
soy de Barbón, séptimo de aqueste nombre, de todos los soberanos el más triste
y desgraciado.
I. - ¿Y por qué
desgraciado?
F.
- Porque apenas por mis pueblos fui monarca proclamado de la España y de las Indias,
cuando el más infame, el más vil de todos los hombres vivientes, es decir, el
ambicioso Napoleón, el usurpador Bonaparte, con engaños me arrancó del dulce
seno y regazo de mi patria y de mi Reino, e imputándome delitos todos falsos y
ficticios, prisionero me condujo hasta el centro de la Francia. Allí
permanecí hasta que supe un día que mi España, vencida ya y derrotada por las
fuertes, formidables y casi insuperables legiones de la Francia , mi enemiga,
estaba por rendirse, y piadoso mi dolor, una vida me quitó tan penosa y tan
amarga. Cerré, pues, los ojos al mundo, con sólo el corto consuelo de que los
ingleses, alemanes y el mundo todo, quietan obligar a aquel monstruo a desistir
de sus proyectos y restituir a mi casa la usurpada e inicua posesión que ahora
tiene en la península.
I. - Tus
desdichas, tierno joven, me lastiman, tanto más cuanto por propia experiencia
sé que es inmenso e! dolor que padece quien, cual yo, se ve injustamente
privado de un cetro y de una corona.
F. - ¿Y pues
quién a ti también te arrebató como a mí tu corona?, ¿la ambición?
I. - El
miserable Atahualpa, el infeliz soberano del Imperio del Perú, Fernando, a tu
lado está. Pues que de injusta e inicua la conquista habéis notado de España
por Bonaparte, ni te sientas ni te admires que de usurpada y furtiva igualmente
yo gradúe la dominación que ha tenido en América el español,
F. - Aunque
conocerte, Inca, me letifica y me place, no sé con qué fundamento a decirme te
avanzas que si e! injusto Bonaparte mi península domina, en América hace sin
duda otro tanto el español.
I. - ¿No es
cierto, di, Ferdinando, que siendo la base y único firme sustentáculo de una
legión y bien fundada soberanía, la libre, espontánea y deliberada voluntad de
los pueblos en la cesión de sus derechos, el que, atropellado este sagrado
principio, consiguiese subyugar una nación y ascender al trono sin haber subido
por este sagrado escalón, será en vez de Rey un tirano a quien las naciones
darán siempre e! epíteto y renombre de usurpador? Sin duda que confesarlo debes
porque es el poderoso comprobante de la notoria injusticia del Emperador de los
franceses ..
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