domingo, 24 de marzo de 2013

" Un 24 de marzo de..." – parte 2





                  En Europa, la revolución francesa había cuajado en la aparición de Napoleón Bonaparte y este a su vez, en su plan expansionista de Francia y de los modernos conceptos de la revolución,  había invadido España destronando al absolutista Fernando VII de Borbón  poniendo en su reemplazo a José  Bonaparte quien en una de sus primeras medidas ordenó la abolición de la Inquisición y una serie de medidas de claro corte liberal. Estas decisiones habían generado simpatías en importantes sectores intelectuales,  que no dudaron en adherir a la nueva monarquía bonapartista, y estos fueron los llamados “afrancesados”.

                En tanto en el Río de la Plata,  los bandos denominados realistas y patriotas o revolucionarios se agrupaban de otra manera y desde luego con otros objetivos.  

                Los revolucionarios de mayo, se dividían en independentistas que en un primer momento y a condición de derrocar al virrey Cisneros, sostenían ser leales a Fernando VII, pero como este se encontraba cautivo a manos del invasor Bonaparte, era preciso que el Pueblo gobierne por sí hasta tanto se logre la restauración  del rey prisionero. Allí nace la famosa máscara de Fernando VII, invento de Mariano Moreno, Juan José Castelli, Juan José Paso y Manuel Belgrano entre otros.

                 Había por otra parte el sector de los comerciantes monopolistas, los que a su vez podían ser liberales o absolutistas, pero lo que los unía era el objetivo de seguir siendo colonias de España, porque de esa manera ellos mantenían el privilegio del comercio de introducción y exportación de mercaderías. El bolsillo siempre es protagonista a la hora de determinar revoluciones o reacciones.

                   Los revolucionarios, no eran un todo homogéneo. Esto se vio desde un primer momento.  El diputado por Tucumán Dr. Nicolás Laguna, cuando la convocatoria a  Junta Grande de 1810, sostenía la necesidad de la independencia de España y la organización del país bajo el sistema republicano de gobierno. Para ilustrar sobre ello, llevaba la primera traducción de la Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica.  Otros sostenían que una vez repuesto Fernando VII en  España, todo debía volver a como estaba antes de la invasión francesa, en tanto que otros que tampoco dudaban que el destino de estas colonias debía estar siempre junto a España, se matizaban de los anteriores sosteniendo la necesidad de cambios en la organización política de la obsoleta monarquía absolutista, la que se comenzó a identificar como “el antiguo régimen”.

                     Pues bien, este  compactado comentario,  con que comencé en la pretensión de realizar un ejercicio de memoria, me lleva a traer del fondo de los recuerdos, que fue también un 24 de marzo, pero en el año 1816, en que celebró su primera sesión el Congreso  reunido en  San Miguel de Tucumán y que el 9 de Julio de dicho año Declarara la Independencia, haciendo nacer  al concierto internacional de naciones el nuevo  estado de la Provincias Unidas del Sur, convertidas en muy pocos días y ya en Buenos Aires, en Provincias Unidas del Río de la Plata, confrontación con sordina que fuera saldada  con la denominación de Argentina, pero esto, una vez que fue descartado el proyecto monárquico constitucional, o monarquía atenuada como se la llamaba entonces.  

                     El proyecto de constituir un país independiente bajo un sistema monárquico, fue el que mayor vigencia y  apoyo tenía desde un principio. Ya en 1809 el partido Carlotino, del cual formaban parte Belgrano, Castelli, Alvarez Jonte, Rodriguez Peña, etc.,  luego, fue cultivado por José Francisco de San Martín.

                     Justo es decirlo, la primera voz republicana de la historia argentina, y concebida esta como país independiente, perteneció al tucumano Nicolás Laguna.  Y bueno es recordarlo, que cuando reunido el  Congreso de Tucumán, en la voz de Belgrano se actualizó el proyecto monárquico atemperado con un inca como rey que fue rechazado a instancias del Fray Justo Santamaría de Oro O.P..

                      Finalmente, el proyecto  republicano encuentra su primera institucionalización y vigencia en la Constitución de la República de Tucumán, liderada por Bernabé Aráoz,  y elaborada por Nicolás Laguna y José Mariano Serrano.

                       Como una suerte de torbellino  y porque no como una advertencia de los tiempos, la violencia y las luchas intestinas,  ensangrentaron la vida de la organización nacional de los argentinos. Bernabé Araoz el primer republicano, producto de guerras comarcanas y absolutamente menores por el poder provincial,  muere fusilado contra el paredón de la iglesia de Trancas, el 24 de Marzo de 1824.

                       Un día 24 de marzo de 1976, los Argentinos ingresamos al mismísimo averno.


por Luis Horacio Yanicelli

No hay comentarios.:

Publicar un comentario