domingo, 24 de marzo de 2013

" Un 24 de marzo de..." – parte 1


En Buenos Aires, reunida la Asamblea del Año 1813, congreso convocado con el objeto de declarar la independencia y a la vez constituir el gobierno del estado de las Provincias Unidas del Río de la Plata, precisamente el día 24 de marzo del año señalado, se dicta el decreto que ordena la supresión del tribunal de la Inquisición. La norma expresa: “Queda desde este día absolutamente extinguida la autoridad del tribunal de la inquisición en todos los pueblos del territorio de las Provincias Unidas del Río de la Plata, y por consiguiente se declara devuelta a los ordinarios eclesiásticos su primitiva facultad develar sobre la pureza de la creencia por los medios canónicos que únicamente puede con-forme al espíritu de Jesucristo, guardando el orden y respetando el derecho de los ciudadanos.”

          La historiografía argentina, la oficial, ha señalado una y otra vez, y de tanto repetirlo así ha pasado a la memoria colectiva, como que esta iniciativa fue la “genialidad”  democratizadora de los miembros de aquel histórico congreso. Advirtiendo que no es nuestro ánimo hacer de iconoclastas, comentaremos que en realidad no fue así, me explico.

           Simultáneamente a la Asamblea del Año XIII reunida en Buenos Aires,  que    deliberaba con el objeto de obtener una declaración de independencia  y de constituir la organización de un estado que contenga a las provincias participantes,  en Cadiz,  España, sucedía otro tanto. Reunida las Cortes, (Congreso),  el día 22 de febrero de 1813 habían declarado la  abolición de la Inquisición. Ambos congresos estaban liderados por pensamientos liberales, pero el que se llevaba a cabo en la península, era de “liberales colonialistas”, en tanto, el de Buenos Aires lo era de “liberales independentistas”.  Las decisiones que tomaba la Asamblea porteña, en gran medida eran una reacción a las que iban tomando las Cortes en España.

           Pero esta acción no era menor. Desde un principio los revolucionarios  rioplatenses estuvieron conducidos por hombres cuyo pensamiento, estaba inspirado en la ideas de la ilustración y el liberalismo revolucionario francés.  Belgrano,  Moreno,  Paso, Castelli, entre otros.

            Así como no es correcto hablar  de que los bandos en pugna durante el proceso independentista fueron criollos versus españoles, es preciso dejar aclarado, que tampoco lo fueron liberales versus monárquicos.

              Los partidos, si se nos permite tal licencia,  estuvieron constituidos de una forma bien distinta a la que se simplificó en criollos y españoles. Muchos criollos eran colonialistas y muchos españoles eran independentistas. las causas de la división eran ideológicas.

              Por una parte, en España se distinguían los monárquicos , los que a su vez se dividían en absolutistas que sostenían la primacía absoluta del rey por sobre cualquier  otra institución de gobierno; los parlamentaristas, que pensaban que el rey no debía centralizar el poder en sus manos, sino que debía compartirlo con  un parlamento elegido por el pueblo; pero a la par de estos, se encontraban los republicanos que sostenían la eliminación de la monarquía y la instauración de una organización republicana similar a la que ya estaba en marcha en Estados Unidos de Norteamérica. La república,   les era conocida a los españoles en razón de que,  cuando la guerra de la independencia de las  colonias inglesas, España las había apoyado y desde luego observado en su proceso de organización. Al sistema republicano por entonces se lo hacía sinónimo de democrático.

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