lunes, 20 de agosto de 2012

Bicentenario del Éxodo jujeño - parte 3

Siendo el Barón un militar profesional con conocimientos de artillería, que sabía además los secretos de fundir cañones y montarlos, Belgrano le encargó que se pusiera rápidamente manos a la obra e instalara una fábrica de cañones en Jujuy y, que de la nada, pusiera en pie una nueva artillería para el Ejército del Norte.

Como no había oficiales profesionales de artillería, el Barón tuvo que apelar a los soldados y oficiales que le recomendaron, tomándolos "prestados" de sus distintos cuerpos de origen, para poder, con ellos, recomponer la artillería patria. No se sabe quién, cómo o por qué dio al Barón buenas referencias sobre José María Paz, joven teniente cordobés de milicias, que acababa de ingresar a la única unidad de caballería con la que contaba el ejército: los Dragones del Perú, su regimiento favorito, en lo sucesivo.

Sin que Paz supiera nada, Belgrano le ordenó incorporarse a la artillería que estaba apostada en la misma localidad de Humahuaca, junto con el resto de la vanguardia del ejército. "En consecuencia de la orden que se me había comunicado me incorporé provisoriamente a la fracción de artilleros que estaba en la vanguardia, y sólo fue cuando se emprendió la retirada que me reuní al cuerpo del ejército y conocí al Barón personalmente".

La personalidad de Belgrano

¿Cómo era el Gral. Belgrano que acababa de hacerse cargo del Ejército del Norte?. El propio José María Paz lo recuerda así: "El general Belgrano, sin embargo de su mucha aplicación, no tenía, como él mismo lo dice, grandes conocimientos militares, pero poseía un juicio recto, una honradez a toda prueba, un patriotismo el más puro y desinteresado, el más exquisito amor al orden, un entusiasmo decidido por la disciplina, y un valor moral que jamás se ha desmentido".

Como todo ser humano, Belgrano también tenía sus defectos, a los que se refiere Paz: "Mas, a estas cualidades eminentes, reunía cierta ligereza de carácter para juzgar de los hombres con quienes trataba, que le produjo equivocaciones muy notables... Las primeras impresiones tenían en él una influencia poderosa; de modo que si en sus primeras relaciones con una persona aquéllas eran favorables podía contar ésta por mucho tiempo con la benevolencia del General; y, por el contrario, cuando había formado mal concepto de alguno, por algunos actos, que aunque fuesen reprensibles no merecían una eterna reprobación, era difícil volver a obtener sus buenas gracias".

Así era Belgrano, apasionado y temperamental en esos aspectos. Se enceguecía en contra de quien no le había caído bien de entrada, o colmaba de consideraciones a aquél que le generara una buena impresión de buenas a primeras.

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