domingo, 19 de agosto de 2012

Bicentenario del Éxodo jujeño - parte 2

El Barón de Holmberg había sido entrenado en la dura escuela militar prusiana, y estaba embebido de esa estricta y rígida disciplina, muchas veces cruel e inhumana; la cual se dispuso a trasplantar a nuestros soldados, sin distinciones ni miramientos.

A diferencia de la mentalidad y la cultura germánicas, nuestros soldados no eran militares profesionales, ni de carrera. El origen del actual ejército argentino era totalmente miliciano. No había oficiales con estudios y carrera profesional. Precisamente, los primeros militares de carrera acababan de llegar a nuestras costas y eran José de San Martín y Carlos de Alvear. En esos momentos estaban en Buenos Aires avocados a reclutar el primer regimiento de caballería profesional que hubo en nuestro país, y que serían los famosos "Granaderos a Caballo".
Estando nuestras tropas conformadas por paisanos o gauchos, improvisados de guerreros, mal vestidos, pésimamente alimentados, y muchos de ellos sin armas; y sin paga, costaba mucho inculcarles una férrea disciplina "a los palos", como la que intentaba hacer valer el Barón. Su agrio carácter y malos tratos hacia soldados y oficiales le valió, entonces, la rápida enemistad de casi todo el mundo, en el Ejército del Norte.

Paz trasladado a la artillería

El Gral. Paz no se encontraba en el cuartel general, cuando llegó el Barón de Holmberg a Jujuy, a hacerse cargo de la artillería y maestranza del ejército. Paz prestaba servicios en su regimiento de caballería, los Dragones del Perú, en la vanguardia, situada en Humahuaca, a fin de cubrir el eventual ingreso al actual territorio argentino, de tropas invasoras realistas, procedentes del Alto Perú.

Entonces, nos cuenta "Llegado el Barón a Jujuy, e investido de esta privanza, quiso traer a la artillería algunos oficiales de otras armas, que por sus conocimientos pudiesen ser útiles a aquélla, y tomando informes, no sé quién se los daría tan favorables de mí, que le persuadieron pedirme al General. El hecho es que, sin otro antecedente, recibí en Humahuaca la orden de pasar a continuar mis servicios en la artillería, en clase de agregado, pero conservando la efectividad en mi cuerpo. Posteriormente se me propuso pasar a ser efectivo de artillería, pero jamás quise consentirlo".
Recordemos que la artillería patria había quedado notablemente reducida, después de haberlo perdido casi todo, a raíz del descalabro de Huaqui.

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