viernes, 8 de junio de 2012

Expediciones al Alto Perú - parte 2

La misión de Castelli Juan José Castelli había partido de Buenos Aires en un momento en que la Junta Provisional de Gobierno —inspirada por su secretario Mariano Moreno—, decidió endurecer su posición frente a las tentativas realistas de alterar el nuevo orden revolucionario.

Una buena muestra de ello son las instrucciones secretas que lleva Castelli, como delegado de la Junta en el ejército auxiliador del Alto Perú:

"1. Confirmar a los habitantes de las provincias en su confianza hacia el gobierno.
2. Acordar un plan con los gobernadores para hallar un respaldo en caso desgraciado.
3. Procurar que el ejército posea un efectivo de 2.200 hombres por lo menos.
4. Hacer acopiar víveres en Jujuy y Salta.
5. Establecer una rigurosa disciplina entre la tropa.

6. No aventurar combate (...) y en la primera victoria que lograse dejará que los soldados hagan estragos en los vencidos para infundir terror en los enemigos.
7. Agregar a la expedición los soldados patriotas que se encuentran en Chuquisaca, conducidos en 1809 por Nieto desde Buenos Aires con el objeto de reprimir la Revolución altoperuana. (...)
9. Entablar negociaciones secretas con Goyeneche (jefe de las fuerzas realistas del Alto Perú). (...)
11. Pesquisar en cada ciudad la conducta de los principales vecinos; proceder con la más eficaz perfidia contra el enemigo y engañarlo cuanto se pueda.
12. El presidente Nieto y el gobernador Sanz, el obispo de La Paz y Goyeneche deben ser arcabuceados en cualquier lugar donde sean habidos y a todo hombre que haya sido principal director de la expedición. (...)
14. Toda la administración pública debe ser puesta en manos patriotas y seguras.
15. Conquistar la voluntad de los indios, enviándoles emisarios para hacerles saber que la expedición marchaba en su ayuda.
16. Hacer nombramientos militares y civiles en calidad de interinos(..)"

Balcarce: la vanguardia rumbo al Alto Perú Mientras Juan José Castelli avanzaba con una pequeña partida hacia el grueso del ejército, Antonio González Balcarce abandonó Córdoba el 4 de octubre de 1810. En un rápido avance, el 9 llegó a Santiago del Estero; el 14 a San Miguel-de Tucumán; e!19 a Salta; y el 27 a San Salvador de Jujuy. Mucho más al norte, las tropas realistas estaban muy preocupadas.

El presidente de la Audiencia de Chu-quisaca, Vicente Nieto, optó por acantonarse con sus tropas en Potosí, a la espera de los refuerzos que le podía enviar el virrey del Perú, Fernando de Abascal. Sin embargo, un suceso interrumpió este plan: las tropas peruanas destinadas a ser enviadas al Alto Perú, debieron trasladarse a Quito (en el actual Ecuador), donde también estalló un movimiento revolucionario. 
Asimismo, otra nefasta noticia le llegó a Nieto en su acantonamiento de Potosí: toda la provincia cochabambina se había levantado en armas.

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