sábado, 5 de mayo de 2012

La Ideología del Desarrollo y el Desarrollo de la Ideología – parte 4


La etapa reformista (1930-1943)

Durante todo este período Frondizi se vio envuelto en las luchas internas del radicalismo para llevar a la Intransigencia a la conducción del Partido y, al mismo tiempo, combatir al régimen conservador y fraudulento que gobernaba la Argentina. Su pensamiento apunta a dos metas muy claras: la mejora de los estándares de vida del pueblo y la lucha por la autonomía nacional. En un artículo de 1937 expone las contradicciones económicas que genera el desigual reparto de la riqueza, concluyendo que el problema más urgente no es de producción sino, esencialmente, de distribución de la riqueza en el contexto de aquellos años.

Sin embargo, el alcanzar la emancipación nacional aparece como la precondición y el objetivo prioritario. Esa meta tiene dos aspectos interrelacionados. El primero es la soberanía económica. Como Argentina estaba fuertemente influenciada por los intereses monopólicos extranjeros, era necesario desplazarlos del manejo de los resortes básicos de la economía. En tal sentido Frondizi se pronuncia por la nacionalización del petróleo, los transportes y los servicios públicos. El otro aspecto era la soberanía política. Frondizi sostenía que la influencia extranjera disminuiría en la medida que se restringiera su control sobre los mecanismos básicos de la economía.
Sostenía otras medidas de contenido social como la reforma agraria, necesaria para terminar con los grandes latifundios improductivos, el derecho de huelga y otras reformas que elevaran las condiciones de vida de los trabajadores y ampliaran el acceso a la educación.

Otro rasgo fundamental de la ideología de Frondizi, en este período, tenía que ver con las condiciones para alcanzar el poder e implementar las políticas propuestas. Ello suponía cumplir dos objetivos: la reforma al interior del Partido Radical y la eliminación del fraude electoral, es decir, el establecimiento de elecciones libres y transparentes. La reforma partidaria se imponía para establecer un liderazgo que consagrara las reformas económicas y sociales que Frondizi postulaba. Al mismo tiempo, era necesario asegurar elecciones libres ya que éstas representaban la única posibilidad pacífica por la cuál el radicalismo podía acceder al poder.

Uno de los temas favoritos de Frondizi, en este período, fue sostener que la preservación de un sistema democrático estable dependía del debilitamiento del poder de la oligarquía doméstica que había sido usado para deponer a Yrigoyen. Era claro que las reformas económicas y sociales que proponía no buscaban solamente mejorar las condiciones de vida de las clases populares, sino también echar las bases de una democracia estable. La nacionalización, pues, suponía servir a dos propósitos: impulsar el nacionalismo económico y asegurar el régimen democrático.

Había otra cuestión en relación con su visión ideológica de los años ‘30 vinculada con la postura argentina en materia de política internacional. La política de Yrigoyen había favorecido la neutralidad y el no alineamiento con bloques políticos internacionales. La posición de Frondizi, en la década siguiente, fue consecuente con los postulados irigoyenistas.

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