sábado, 5 de mayo de 2012

La Ideología del Desarrollo y el Desarrollo de la Ideología – parte 3


La lección que esos hechos nos dejan, fue anticipada en la teoría y la práctica por Arturo Frondizi. La ideología debe someterse a dos pruebas para garantizar su viabilidad: el libre debate de sus postulados incorporando nueva información e integrándola al acervo preexistente y su consistencia con la realidad social. Ellas se construyen todos los días, su revisión es una tarea permanente. La realidad las modifica, les impone límites y condiciones de factibilidad. Siempre, la realidad impone su sello a los anhelos ideológicos. Si una ideología resiste ambas pruebas es buena. Pero esta no es una bondad universal. Es una bondad referida necesariamente a condiciones espacio-temporales determinadas.

Se ha dicho hasta el cansancio que la política es el arte de lo posible pero también es el arte de hacer posible lo deseable. Para esto último la ideología es esencial. Tan esencial que la propia afirmación de que “las ideologías han muerto” es, en sí misma, un acto ideológico de claro contenido reaccionario.

Las etapas del cambio ideológico en Arturo Frondizi

Nuestra exposición se encuadra en el marco temporal que va de 1930 a 1970. A lo largo de esas cuatro décadas identificamos cuatro etapas en su evolución ideológica, que ordenamos de la siguiente manera:
- De 1930 a 1943, la que denominamos etapa “reformista”
- De 1944 a 1955, la que llamamos etapa de “transición”
- De 1956 a 1966, la que consideramos etapa “desarrollista democrática”
- De 1966 a 1970, la que conceptuamos como “desarrollismo militarizado”
- Finalmente haremos una sumaria mención al retorno a una concepción que vincula democracia y desarrollo, de 1973 a 1975 y desde 1983 hasta su muerte.

Frondizi se interesó por la política antes de 1930, pero resulta difícil ahondar en su pensamiento por los escasos antecedentes escritos de que se dispone. En general, él mismo se identifica con el radicalismo de Yrigoyen, aunque esta identificación no fuera total. Según Isidro Odena parecía estar más influido por el pensamiento marxista que por el irigoyenismo, pero a la vez se sentía mucho más nacionalista que socialista. Personalmente, luego de relevar la opinión de muchos de sus contemporáneos, lo calificaría como un “roosveltiano” fuertemente influenciado por el New Deal.

En consecuencia, sus dos principales orientaciones eran la reforma social y el nacionalismo. Estos dos temas se reflejan en sus escritos universitarios.
En 1928, argumenta que la verdadera tarea patriótica es reformar y renovar la sociedad argentina. Y agrega que él siempre ha pertenecido a la “línea reformista” del radicalismo. También se identifica fuertemente con la Reforma Universitaria, ocurrida durante el Gobierno de Yrigoyen y con la orientación reformista que ella representa.

Los factores que explican este tipo de orientación política tienen que ver con su pertenencia a la clase media de origen inmigratorio que adhería masivamente al radicalismo; sus tendencias intelectuales; su trayectoria universitaria en un tiempo en que en los claustros el debate político se orientaba hacia posiciones de izquierda. Además, su atracción por la filosofía, a la que no eran ajenos sus hermanos Silvio, Ricardo y Risieri, indicaba una predisposición hacia el pensamiento complejo y sistemático. Su adhesión al radicalismo dentro de un contexto universitario, sesgado hacia el izquierdismo y el anarquismo, fue un signo de independencia intelectual y pragmatismo político. Pero Frondizi era y sería un radical singular, con una mente abierta a la pan-política que, en ese entonces se proyectaba en la propuesta del Frente Unitario y que, con los años, devendría en la idea del Frente Nacional. Acorde con ese perfil de libre pensamiento, no puede omitirse su extensa y prolífica actuación intelectual en el Colegio Libre de Estudios Superiores.

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