lunes, 7 de mayo de 2012

La Ideología del Desarrollo y el Desarrollo de la Ideología – parte 7


La etapa desarrollista democrática (1956-1966)

Esta nueva fase del desarrollo ideológico de Arturo Frondizi comienza a emerger durante un extenso período de la etapa transicional, pero se desarrolla aceleradamente a partir de la caída de Perón. En 1956, conoce a Rogelio Frigerio el más lúcido expositor del desarrollismo, una visión de la Argentina, cuyas raíces se encuentran en un libro escrito por Carlos Hojvat, sobre geografía económico-social argentina, publicado en 1947 y titulado ¿Somos una Nación? Frigerio se constituye en la persona más influyente en el entorno de Frondizi y en el proveedor, con su equipo conocido como la Usina, de todas las estrategias políticas de orden nacional e internacional de su gobierno. Frigerio comenzó a apoyarlo desde la revista “Qué sucedió en 7 días” y, desde entonces, unieron sus destinos políticos hasta el cenit de sus respectivas trayectorias.

Esta tercera etapa es menos complicada en su estructura que la precedente. El tema central y excluyente de su visión ideológica es el desarrollo. Los tonos dominantes del nuevo esquema son expuestos por Frondizi en una monografía publicada en 1957. Aquí los viejos temas de la reforma agraria y la nacionalización son omitidos. La agricultura es ahora visualizada en términos de mecanización y utilización de tecnología avanzada para alcanzar incrementos en la producción.

Frondizi comienza a trascender su propio pensamiento y a integrarlo. Argumenta que no es real el dilema entre el país agrario o la nación industrial, y cita a los Estados Unidos como un ejemplo donde agricultura e industria se refuerzan y potencian mutuamente. Con respecto a la industrialización Frondizi comienza un proceso de diferenciación respecto de la fallida experiencia del peronismo, poniendo el énfasis en el desarrollo de la industria pesada, sin la cuál considera imposible completar el ciclo que supere la dependencia externa. Aparece claro que considera al acero como un elemento clave dentro del complejo de la industria pesada, pero también menciona al petróleo y la petroquímica. Sin duda, la más notable ruptura con su pensamiento de la etapa anterior es la completa ausencia de propuestas de nacionalización de industrias y servicios.

En el discurso inaugural de su Presidencia Frondizi acentúa el énfasis en la creación de la industria pesada y habla de la agricultura en términos de mecanización y tecnificación. Aquí ya muestra su abierta decepción respecto de las nacionalizaciones al decir: “Durante nuestro mandato el Poder Ejecutivo no propondrá nuevas nacionalizaciones, dado que nosotros consideramos que los graves problemas que el país enfrenta actualmente, no se resolverán transfiriendo actividades del sector privado al sector público”.

Que la ideología de Frondizi había sufrido una transformación permanente se confirmó en el Programa de Chascomús, adoptado por la UCRI en 1960. En él se afirma: “El objeto de esta etapa de nuestra historia se expresa en la urgente necesidad del desarrollo nacional. Para superar la estructura dependiente que asfixia nuestra economía e impide la elevación de los niveles culturales y materiales de vida de nuestro pueblo, es necesario crear las bases reales de la independencia nacional”.

Frondizi innova también en el tema del federalismo tan caro al pensamiento del radicalismo histórico. Sostiene que el desarrollo permitirá la integración económica nacional, superando la brecha histórica entre la opulenta Buenos Aires y el interior empobrecido. Crea para ello, el Consejo Federal de Inversiones, como un instrumento de planificación e integración.

El rol activo del Estado en la promoción del desarrollo es defendido y amplificado por Frondizi. En su monografía de 1957 -ya citada- afirma vigorosamente las políticas de protección para las industrias emergentes, citando una vez más a los Estados Unidos como modelo.

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