lunes, 28 de noviembre de 2011

El bandolerismo, un fenómeno social



El profesor Walter Cazenave analizó el bandolerismo como fenómeno social y explicó que “entre 1850 y 1880 la llanura pampeana genera célebres bandoleros. Muchos de ellos han pasado al olvido pero otros han sido rescatados por la literatura, en novelas que fueron muy populares”.

Cazenave indicó que en 1850 en Argentina coexis-tían dos modelos de país: el de Buenos Aires, que miraba hacia el exterior, y el de la Argentina interior, donde la tierra se concentraba en pocas manos y existía la explotación. En ese contexto surgió el bandidaje, que tuvo en La Pampa una zona de frontera con altos índices de delincuencia y una policía débil. “En 1906 La Pampa estaba en plena recepción de los pioneros y todavía con el rastro de las fuerzas militares y de los indios mansos. En ese año, se registraron 7 suicidios, 5 allanamientos, 501 desórdenes, 532 casos de ebriedad, 161 lesiones, 52 homicidios, 31 robos, 164 hurtos, 201 uso de armas y 139 escándalos. Si suma-mos las lesiones, los homicidios y el uso de armas, tenemos casi un caso y medio por día en hechos de sangre” , informó.

“La ley en ese momento era lo que podía: una policía mal dotada, mal repartida y muy a menudo mal mandada. No era el elemento exacto para oponer a semejantes personajes, porque no dejaba de ser relativamente fácil ser un bandolero social, es decir robar una parte, quedarse con la mayoría y tirar algo a quienes no tenían nada”, analizó.

“La etapa del bandolerismo dura hasta 1941, no sólo porque en ese año muere Vairoleto, sino por que se atenúan las condiciones económicas y sociales que habían permitido que floreciera el bandidaje. Pero lo notable es la perduración de algunos de estos bandidos en la memoria popular”, indicó Cazenave, quien distinguió dos rasgos del bandolerismo: “uno que es un costado meramente delictual, de rup-tura del orden social y legal” y otro rasgo que tiene “un aura romántica” y que fue popularizado a través del canto de los payadores, los folletines y la literatura
de cordel.

“Todavía hoy en el extremo oeste uno puede escuchar aquellas verseadas de Vairoleto, porque la gente guarda y elabora una memoria, la pule, la lima y va creando el mito”, reflexionó Cazenave. Y finalizó “el tiempo va generando una épica popular de los bandoleros, a la que se incorpora la visión actual de los investigadores, que es más objetiva, pero que retroalimenta la leyenda. Porque nos guste o no, los mitos no tienen muerte”.


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