lunes, 28 de noviembre de 2011

La leyenda del "Tigre del Quequén" - parte 2

"Gorra colorada"

Entonces dijo que Pacheco se dirige hacia la zona de Tres Arroyos, donde luego se desempeña como asistente de los jueces de Paz, Antonio Arancibia y Bernardo Arriaga, quien finalmente le advierte que desde el juzgado de Dolores solicitan su captura, tarea para la cual es encomendado el famoso policía "gorra colorada", que lo termina atrapando cuando "el Tigre" salía de su cueva.
Galván detalló que Pacheco, "incluso, estuvo trabajando un tiempo como peón y capataz en campos de Necochea. Tengo todo documentado y así lo voy a contar en el libro", anticipó.

Tras señalar que "el Tigre" "fue un gaucho bravísimo", el historiador opinó que para él, Pacheco "fue un perseguido por la justicia, que cayó víctima de las circunstancias de su época".
"Si bien le asignan 14 muertes, cuando el juez de Dolores le pide a su par de Tres Arroyos que informe si "el Tigre" tenía causas o sumarios abiertos, le aclara que es totalmente inocente, incluso, hasta del homicidio de un vasco de la zona del que estaba acusado", indicó Galván.

Lazos bahienses. "Felipe Pacheco era todo un personaje, pero lamentablemente en la familia no hay documentos de él y la única que sabía algo era Dionisia, la abuela de mi mamá, Ella Ruth Madsen", contó Olga Rosalba Schmidt, una docente que vive en Bahía Blanca y es bisnieta del `Tigre'.
La señora comentó que cuando su madre, una mujer de 80 años que hoy vive en la ciudad de Necochea, "de chica le preguntaba a su abuela Dionisia por Felipe Pacheco, ella se ponía a llorar y nunca le pudo aportar datos sobre su vida y su historia personal".
No obstante, Olga Schmidt señaló que Dionisia "llegó a contarle a mi mamá algunos recuerdos de aquella época en que vivía "el Tigre", puntualmente de cuando sentían que se acercaba el malón porque retumbaba en el suelo los cascos de los caballos. Entonces se escondían en los huecos y cuevas de las barrancas de un arroyo, y se tapaban con pajonales hasta que los indios se iban".
Y agregó: "Dionisia contaba que cuando regresaban a la casa, el malón se había llevado todos los víveres y animales, y siempre recordaba los dientes clavados en el jabón de la casa, que los aborígenes dejaban marcados, tal vez, pensando que sería un producto comestible". (Télam)

Nota a la bisnieta de Pacheco:
Olga Rosalba Schmidt, una docente que vive en Bahía Blanca, es bisnieta del legendario bandido rural.
Domingo 4 de enero de 2009
HISTORIA REGIONAL

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