sábado, 24 de septiembre de 2011

El primer ferrocarril argentino - parte 2


Estos visionarios firmaron la escritura de concesión a nombre de la Empresa y los estatutos se aprobaron por el mismo documento del 20 de febrero de 1854. La Ley de Concesión decía: “El camino deberá arrancar en dirección de una de las siguientes calles: Potosí (Alsina), Victoria (Hipólito Yrigoyen), Federación (Rivadavia), Piedad (Bartolomé Mitre) y Cangallo (Tte. Gral.Perón)”.

Las disputas inmobiliarias ejercían mucha presión para determinar el lugar de la estación de cabecera, motivo por el cual las reuniones se hacían en secreto y así el 19 de agosto de ese mismo año una disposición permitió ampliar el número de las calles posibles para el “arranque del camino de hierro”: Cuyo (Sarmiento), Corrientes, Parque (Lavalle), Tucumán y Temple (Viamonte).

La Sociedad solicitó un lugar para establecer la estación cabecera. Según el plano catastral, los terrenos dependientes de la Estación del Parque, con la firma de Felipe J. Arana, habían pertenecido a Teresa y Petrona Arquibel (sic), Cayetano Cardoso, Mariano, Juan, Escolástico y Marcos Cuestas, Mauricia Abaca de Troncoso y Manuel Linch (sic) y estaban comprendidos entre las calles Cerrito, Tucumán, Libertad, Viamonte (hoy Teatro Colón).

Según el primer proyecto de trazado de las vías partirían de la Estación Central, proseguirían por la calle del Temple hasta Junín y de ahí en una curva suave irían hacia la Estación Once de Septiembre, en la entonces Centro América (avenida Pueyrredón) y Corrientes, para continuar luego con dirección oeste.

El trazado definitivo partía de la Estación del Parque, cruzaba la plaza homónima ante la queja de los vecinos que alegaban la invasión a sus calles y plazas. Este tramo poco tiempo después fue resguardado con una importante verja traída de Inglaterra, y cuando se extendió el tramo hasta Once (1882), se colocó una parte en plaza Once y otra circundando el Colegio Santa María y el Hospital Municipal, en el pueblo de San Isidro.

El tendido seguía luego por Lavalle, que actualmente permanece ancha hasta Callao, por el antiguo paso de las vías, después se orientaba en curva y contracurva por los hornos que pertenecían al señor Bayo (por la también llamada curva de los Olivos, de los Jesuitas o cortada Rauch), hoy Santos Discépolo. Tomaba Corrientes en línea recta hasta las proximidades de Centro América, dibujando una curva hasta Cangallo y, ya definitivamente, seguía en dirección oeste. A la altura de la calle Ecuador estaba la estación Once de Septiembre, que funcionó en ese lugar hasta el 31 de diciembre de 1882. Continuaba hasta Almagro, donde había un simple apeadero a escasos 50 metros de la calle Medrano, límite por entonces del Partido de Flores. Esta estación cesó de funcionar el 15 de junio de 1887 y fue demolida en agosto de 1903.

Venía después la Estación Caballito, ubicada a la altura de la calle del mismo nombre, hoy Federico García Lorca. El edificio era pobre, de madera y cartón con plataformas angostas para ascenso y descenso de pasajeros.

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