domingo, 7 de agosto de 2011

LA QUINTA PRESIDENCIAL


La Quinta Presidencial de Olivos es muy conocida. Sin embargo, es muy escasa la información acerca de la historia de este predio, existiendo, incluso algunos aspectos ignorados, que hemos podido develar.

La Quinta, que desde el año 1918 pertenece al Gobierno de la Nación remonta sus orígenes históricos al tiempo de la Colonia.

Esta fracción de terreno de poco más de treinta y dos hectáreas, conserva en gran parte, el formato original de los primeros fraccionamientos de tierra, demarcados muy poco tiempo después de la fundación de la Ciudad de la Trinidad y el Puerto de Santa María de los Buenos Aires, realizada por Don Juan de Garay en 1580.

Su primer dueño fue Rodrigo de Ibarola, uno de los pocos militares que llegaron con la expedición de Garay.
La chacra pasó por distintos propietarios de los que quedaron pocos datos, hasta que en 1774 la adquirió Manuel de Basavilbaso, por ese entonces Administrador General de Correos y perteneciente a una de las pocas familias que vivían en la ciudad y que participaban de alguna manera en su administración, controlando la construcción de las iglesias y edificios públicos, el comercio y también las arcas del cabildo.

Su única hija y heredera Justa Rufina Basavilbaso, se casó con su primo y vecino Don Miguel de Azcuénaga, hombre de carrera militar y de gobierno; que fue vocal de la primera Junta de Gobierno del 25 de mayo de 1810, y luego con el grado de Brigadier General, Comandante en Jefe del Ejército.

El Brigadier Miguel de Azcuénaga falleció en la quinta, en 1833, luego de haber pasado la mayor parte de su vida desempeñando importantes cargos en la primera etapa del Gobierno de nuestra Nación.

La quinta fue heredada por sus hijos. Uno de ellos, Miguel, le pidió a Prilidiano Pueyrredón, su gran amigo y joven ingeniero, recibido en el Instituto Politécnico de Francia, que diseñara una casa para este lugar que tanto le gustaba, y así fue como esta construcción de estilo neoclásico, muy novedosa para ese año de 1851 en que se irguió, fue la "ópera prima" del artista que luego se dedicara a la pintura.

Esta es la residencia que hoy ocupa, como vivienda permanente, el Presidente de la Nación. Y aunque con las sucesivas modificaciones que se hicieron a través del tiempo, debidas al lógico deterioro y a las necesidades de los distintos moradores; su aspecto exterior está conservado casi totalmente.

La chacra de los Azcuénaga fue recibida en sucesión por las distintas generaciones de la familia, que se hallaba emparentada con el Virrey Antonio Olaguer Feliú. Este Virrey se había casado con Ana de Azcuénaga, la hermana menor del Brigadier Miguel de Azcuénaga. A su vez, un hijo de este matrimonio se casó con su prima Manuela, hija de Miguel, quienes siguieron la línea de herederos de la quinta, hasta llegar a Carlos Villatte Olaguer, (tataranieto de Miguel de Azcuénaga y del Virrey).

Carlos Villatte Olaguer permaneció soltero, y dictó su testamento, legando parte de la chacra al Gobierno, con la condición de que fuera utilizada como residencia del Presidente de la Nación, en forma temporaria o permanente.

Círculo de la Historia (Archivo Histórico del Gran Bs.As.)

 

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