miércoles, 29 de junio de 2011

Fusilamiento de Domingo Cullen - parte 2

Cuando el 20 de enero de 1839 Santa Cruz es definitivamente derrotado en Yungay por el general chileno Manuel Bulnes, a pesar del apoyo de Francia, que bloqueó los puertos de Chile y ayudó eficazmente con armas y dinero al dictador boliviano, que ahora vencido escapa al Ecuador, Rosas decreta la amnistía para los desterrados y los emigrados, en señal de júbilo celebrando la terminación de la guerra, y pone en libertad a todos los presos políticos, inclusive al general Paz, el 20 de abril de 1839, que de Luján se traslada a Buenos Aires, con la promesa de no alejarse más de una legua de la ciudad.
El general Paz, en carta al ministro Arana, da su palabra de honor militar de no tomar las armas contra el gobierno y de observar su libertad bajo fianza; pero, como veremos, no cumplió. La guerra con Bolivia se dio por finalizada oficialmente el 26 de abril de 1839.

En cartas de los días 5 y 18 de marzo de 1839 Rosas reclama de Ibarra –jefe del federalismo del Norte a la muerte del general Heredia- la entrega de “ese traidor feroz, el gallego Domingo Cullen, (había nacido en las Islas Canarias, de origen irlandés, y se había radicado en Montevideo y luego afincado en Santa Fe), cómplice de los Reinafé y unitario conspirador”. Sepa Usted –le dice- “que todas las ocurrencias desfavorables a la Confederación, a su honor, dignidad y sosiego… son consecuencias de sus pérfidas maniobras. (El ampararlo) le está perjudicando a Usted inmensamente en su buena opinión y fama… Le ha hecho a Usted mucho mal y lo está haciendo al crédito de la República”.

Ibarra, además, había recibido al agente de Rivera, el francés Juan Pablo Duboué, portador de todos los datos de la inminente invasión del ejército riverista amparado por la escuadra francesa; y lo había recomendado a otros gobernadores, a la par que había facilitado hombres y armas a Pedro Nolasco Rodríguez para invadir la provincia de Córdoba y luchar contra López “Quebracho”.
Vencido Rodríguez en su intentona de revolución en Córdoba, el 28 de marzo de 1839, y habiéndose encontrado cartas de Cullen que lo comprometían en la coalición contra Rosas, es remitido a Buenos Aires y fusilado antes de llegar a San Nicolás, por orden de “Quebracho”, el 21 de mayo de 1839, como reo de lesa nación.

Al tiempo que Rosas exige a Ibarra la entrega de Cullen, la Confederación Argentina se hallaba bloqueada por la escuadra francesa en el río de la Plata, en combinación con los unitarios que organizaban desde el Uruguay la expedición de Lavalle; se preparaba en el Sur la insurrección de los estancieros de la provincia de Buenos Aires y en la ciudad estaba por estallar el complot urdido alrededor del coronel Ramón Maza.

El Litoral era amenazado por el ejército de Rivera, continuaba la guerra contra Bolivia; Alejandro Heredia ha sido asesinado en Tucumán y su hermano Felipe ha sido derrocado en Salta, y se preparaba la coalición del Norte contra Rosas.

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