martes, 25 de enero de 2011

El Crimen Contra José Luis Cabezas - 1


Fue el día en el que la barbarie volvió a nuestras vidas.

Los fantasmas del pasado más oscuro asolaron nuevamente la Argentina. El 25 de enero de 1997 asesinaron en Pinamar, el más exclusivo balneario del país, al reportero gráfico José Luis Cabezas. Era fotógrafo de la revista Noticias, principal semanario político del país. Juntos estábamos cubriendo la temporada veraniega en aquellas playas atlánticas donde suelen disfrutar sus vacaciones políticos, empresarios, actores, deportistas y distintas personalidades de primera línea.
A José Luis Cabezas lo secuestraron al salir de la fiesta de cumpleaños del empresario telepostal Oscar Andreani. Fue golpeado, esposado, torturado y conducido a una cava ubicada en pleno campo a 11 kilómetros de Pinamar. Allí lo ejecutaron con dos tiros en la cabeza y luego quemaron su cuerpo dentro del vehículo que la revista Noticias nos había alquilado para cubrir esa temporada. Por una razón fortuita, yo me había retirado apenas unos minutos antes de aquella fiesta,donde estuvimos con José Luis por última vez, y eso salvó milagrosamente mi vida.
Las características del crimen hicieron pensar desde un primer momento en que detrás del mismo había un mensaje mafioso. Hoy la instrucción judicial está cerrada en 228 tomos (más de 50.000 fojas), hay diez detenidos y aún se espera la llegada del juicio oral que quiz ás se concrete a fines de 1999. La esperanza es que allí se despejen algunas de las dudas e interrogantes que aún persisten en el caso.El móvil del mismo, la posible participación de más personas, la ruta del arma asesina y el Encubrimiento policial son sólo algunas de esas preguntas.

El crimen y la sociedad argentina

El asesinato llegó en un momento donde la prensa en el país era la institución con mejor imagen para la sociedad.Gozaba de la mayor credibilidad por parte de la gente que vertía en ella un rol fiscalizador.
El periodismo independiente se erguía –tal como sigue ocurriendo hasta la actualidad –como el último antídoto ante una enfermedad que ha lacerado todo el cuerpo social: la corrupción estructural.
La revista Noticias puso al desnudo,con sus investigaciones,algunos de esos paradigmas de corrupción estructural que reinaban en la Argentina.Algo también compartido por otros referentes del periodismo independiente que se han convertido en un contrapeso del poder mal ejercido. Quiz ás esto –sumado a las características siniestras del crimen –pudo haber sido el detonante para que la sociedad se movilice de la manera que lo hizo. Miles de personas participaron de marchas, caravanas en vehículos y trenes, actos, homenajes de todo tipo, exposiciones fotográficas, todo ello en recuerdo de José Luis Cabezas y,sobre todo, en reclamo de justicia. Las muestras de adhesión se multiplicaron en todo el país y aún en el exterior.
La indignación fue tal que su asesinato trazó una línea divisoria entre dos países: uno en el que la impunidad llevó a que un crimen tapase a otro, sin que hubiera justicia;y otro que sobrevendría como consecuencia de la actitud activa de la sociedad que enarboló este reclamo porque entendió que con este crimen se estaba matando la libertad de todos. Por eso, la sociedad se alistó detrás de la simbólica frase "no se olviden de Cabezas ". Esta consigna condujo la lucha en un país que quería desterrar la falta de memoria,principal cómplice de la impunidad.

Y entonces se empezó a hablar de un antes y un después del crimen de José Luis Cabezas. El compromiso fue de todos. Los medios de comunicación que mantuvieron equipos periodísticos siguiendo el caso durante meses y lo conviertieron en uno de los temas excluyentes de la agenda del país. Los periodistas, a pesar de las más de 150 agresiones o intimidaciones sufridas después del asesinato, muchos aún llevan esquelas negras en sus solapas, en señal de luto y del no al olvido. Y la sociedad civil en su conjunto que, saturada de los crímenes impunes, no cesó en su reclamo de justicia.
Esto obligó a las autoridades a buscar el camino de la verdad y no los atajos tramposos que se quisieron tomar para desviar las miradas sobre los verdaderos responsables del crimen. Aún hoy, cuando ya han pasado dos años y medio de aquel asesinato, cada día 25 son convocados actos de homenaje en distintos puntos del país para mantener viva la memoria.

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