lunes, 12 de julio de 2010

La carcel de Ushuaia - parte 3

PRESIDIARIOS DE TRISTE FAMA

El número de presos de los llamados famosos por la repercusión que tuvieron sus crímenes es elevado. En su tiempo, debido a la difusión del sensacionalismo periodístico —Crítica, especialmente—, se destacaron Ladrón de Guevara, quien luego de matar a su esposa e hijos se dio a la fuga sin poder ser aprehendido. Antes de ser localizado por un investigador espontáneo —que luego ingresó a la Policía—.

Ladrón de Guevara había cometido otro crimen, esta vez mató a un comerciante que según él lo había estafado. En el penal encontró auxilio en la religión.
Los veteranos recordarán al Saccomano. el cual una confundió a una telefonista, que luego de cumplir un turno se dirigía a su hogar, con una prostituta y quiso robarle la cartera. Ante la débil defensa que intentó hacer la pobre mujer, optó por matarla con un golpe de furca. En el penal hacía los trabajos más peligrosos, como el de volar con dinamita rocas de las canteras. También fue comentado el caso de Mateo Banks, un estanciero de la pampa bonaerense acusado de matar a ocho personas en Azul (entre ellas a su cuñada, sobrinas y peones). ¿Motivos? Quedarse con las dos estancias de su familia. Purgó gran parte de la condena en Ushuaia y en la Penitenciaría de la calle Las Heras. (cuando sospecharon de su culpabilidad presentó su bota con un agujero de bala que según su argumento le habían disparados los asesinos, pero resulta que su pie estaba intacto.) Al poco tiempo de cumplir su condena muere al patinarse en el baño de su casa.

Presos con vigilancia permanente que hacia imposible la fuga, los presos salían todos los días a trabajar, en este caso están construyendo un puente.

No escapa a la galería de estos personajes el descuartizador Serruchito, que dividió el cuerpo de su socio en varios pedazos que arrojó al lago de Palermo. En el presidio se le había asignado la tarea de trozar las reses que eran parte del alimento de los reclusos. Entre tanta sordidez, hubo un crimen que no fue por intereses materiales, sino producto de una pasión. Eduardo Sturla, conmovió al tranquilo barrio de Floresta cuando mató a su cuñada, de catorce años, al negarse ella a continuar con las relaciones que mantenían secretamente. En la cárcel su conducta no fue motivo de quejas. Pero él siempre se quejó de ese amor no correspondido. A otro, lo llamaban El Mejicano, pero, también, Claudio Cerdeira, Vicente Giannatempo o Erasmo Fabeile. Su currículurn delictivo acusaba homicidios, legiones y atentados a la autoridad que uno de los “pesados”, siempre provocando a los guardia cárceles y, a veces, agrediéndoos.

Cayetano Santos Godino, más conocido por el Petiso Orejudo conmovió a la opinión pública de su época con el relato de sus crímenes, motivados por sus bajos instintos. Después de pasar una temporada en el manicomio ingresó en la prisión donde vivió el resto de sus días. Se dice que su muerte fue provocada por una feroz paliza que le propinaron otros reclusos, por haber matado a un gatito. La lista abarca a integrantes de la mafia que capitaneaba Juan Galiffi, entre ellos Juan Vinti —quien participó en el secuestro y muerte del joven Abel Ayerza— y Luis Corrado, chofer del capo italiano, y los hermanos Di Grado. Pero no todos eran asesinos profesionales.
También estuvo allí quien mató en nombre de un ideal anarquista: Simón Radowitzky, de origen ruso, que arrojó la bomba que puso fin a la vida del entonces jefe de Policía, coronel Ramón L. Falcón, y de su secretario en 1909; Guillermo Mac Hannaford, ex mayor del Ejército Argentino, degradado y condenado a reclusión perpetua por el delito de traición a la patria, y algunos estafadores que también adquirieron fama en su época, entre ellos Juan Dufour, de malandanzas internacionales, de quien se dice que pudo escapar de la Isla del Diablo, pero no de Tierra del Fuego.

Todo Es Historia Nro. 396 Nota de Gerardo Bra
http://www.portalplanetasedna.com.ar

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