martes, 23 de marzo de 2010

El final de Isabel - parte 5

El helicóptero decoló, a las 0.50 del 24 de marzo de 1976, con la Presidenta; Julio González, su secretario privado; Luis Luissi, jefe de la custodia personal; un joven oficial del Regimiento de Infantería 1 “Patricios”, el edecán de turno y dos pilotos de la Fuerza Aérea.
En pleno vuelo, el piloto más antiguo le dijo a la Presidenta que la máquina tenía un desperfecto y que necesitaba bajar en Aeroparque. Cuando bajan, Luissi observa un sospechoso movimiento de hombres e intenta manotear su pistola. “Quédese tranquilo”, le dijo la señora de Perón.
Pese a las sospechas de Luissi, ella bajó y se encaminó hacia el interior de las oficinas del jefe de la Base. Cuando entró, las puertas se cerraron para los otros miembros de la delegación. A la 1:00, aproximadamente, entraron al salón principal del edificio el general José Rogelio Villarreal, el almirante Pedro Santamaría y el brigadier Basilio Lami Dozo.
Villarreal: Señora, las Fuerzas Armadas se han hecho cargo del poder político y usted ha sido destituida.
Señora de Perón: ¿Me fusilarán?
Villarreal: No. Su integridad física está garantizada por las Fuerzas Armadas.
Luego, ella se extendió en un largo parlamento: “Debe haber un error. Se llegó a un acuerdo con los tres comandantes. Podemos cerrar el Congreso. La CGT y las 62 me responden totalmente. El Peronismo es mío. La oposición me apoya. Les doy a ustedes cuatro ministerios y los tres comandantes podrán acompañarme en la dura tarea de gobernar.”
En un momento de la conversación, amenazó con que iban a “correr ríos de sangre” por el país a partir de su destitución, de la movilización de los sindicatos y de las manifestaciones populares. Dijo que las Fuerzas Armadas no iban a poder contener la protesta popular por su caída. Como toda respuesta, se le dijo: “Señora, a usted le han dibujado un país ideal, un país que no existe.”
En esos minutos, otro alto oficial se comunicó con los comandantes generales. Les pasó la contraseña: “La perdiz cayó en el lazo”. Isabel Martínez de Perón había sido detenida. Mientras Isabel hablaba con los tres delegados militares, se mandó a buscar a “Rosarito” (la empleada que la acompañaba desde España) a Olivos. Previamente se le había ordenado que hiciera dos valijas con ropas para la señora. A la 1.50 un avión de la Fuerza Aérea partió con la ex Presidenta, en calidad de detenida, a Neuquén.



http://www.perfil.com/contenidos/2007/01/15/noticia_0023.html

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