martes, 23 de marzo de 2010

El final de Isabel - parte 4


En tanto, dentro de la Casa Rosada se mantenían múltiples rauniones. Como si transcurriera una película del alemán Bruno Ganz, mientras las tropas ya habían iniciado operaciones de despliegue cerca de la Casa Rosada, Isabel asistió a un ágape para festejar el cumpleaños de una secretaria. Con su asistencia, se celebró en forma ruidosa, se brindó y se cantó el feliz cumpleaños. Luego la Presidenta fue al comedor de la Casa de Gobierno, al que parsimoniosamente fueron acercándose Lorenzo Miguel, Osvaldo Papaleo, Miguel Unamuno, Néstor Carrasco y Amadeo Genta.

A continuación se llevó a cabo la reunión más importante: entre la Presidenta y José Alberto Deheza. Fue sin testigos.

El ministro le relató la conversación que terminaba de mantener con los comandantes generales. Deheza le hizo especial referencia a lo que había dicho Videla, en cuanto a la propuesta elevada a través de Aníbal Demarco. Isabel “no pudo contener su indignación”, no la conocía. Entonces le pidió que informara a los ministros, secretarios, políticos y sindicalistas que esperaban noticias.

Lo primero que hizo Deheza, al comenzar la reunión, fue “preguntar al ministro Aníbal Demarco acerca de la veracidad de lo afirmado por los comandantes en cuanto al apoyo ofrecido al Gobierno en el mes de julio del año anterior. Me contestó que así había sido; y sin darle tiempo para pensar le inquirí la razón por la cual no comunicó a la señora Presidenta ese hecho de tanta significación institucional. El ministro Demarco encogió los hombros y sólo atinó a decir que la solución propuesta no le pareció atendible. Recordé en ese instante cuántas veces se torció el rumbo de la historia, de todo un pueblo o de un solo hombre, por un mensaje que no llegó a tiempo o porque se perdió en el camino”.

El helicóptero tardó en legar desde Olivos. Cuando lo hizo, Isabel de Perón se dispuso a viajar. La despidieron en la azotea de la Casa de Gobierno algunos miembros de su custoria y dos o tres oficiales de Granaderos. El capitán Jorge Tereso estaba entre ellos.

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