martes, 23 de marzo de 2010

El final de Isabel - parte 3

El martes 23 de marzo de 1976, al mediodía, como todos los días, Radio Rivadavia emitió De cara al país, con los periodistas Mario Monteverde y José Gómez Fuentes. El invitado fue Francisco “Paco” Manrique. Cuando Monteverde le preguntó cómo veía al país, Manrique respondió: “Estamos asistiendo a las horas en que están echando a la pandilla.”
Cerca de las 19, Videla, Massera y Agosti se presentaron nuevamente en el despacho del titular de Defensa. Según Deheza, Videla dijo: “Doctor, el país se encuentra en una grave crisis que lo tiene paralizado, como usted lo ha reconocido, y nos pide que las Fuerzas Armadas disipen toda posibilidad de golpe para que se encuentre una salida que el país exige con urgencia, pero debemos admitir, para llegar a una solución, que la crisis es el resultado de un proceso en el que juegan múltiples factores que afectan a todas las instituciones.”
Volvieron a debatir en los mismos términos con que lo habían hecho a la mañana. Deheza recordó en sus Memorias: “Fue entonces cuando los señores comandantes expresaron que en julio del año pasado se le había ofrecido a la señora Presidenta, por intermedio de Aníbal Demarco, a la sazón presidente de Loterías y Casinos y luego ministro de Bienestar Social, el apoyo de las tres Fuerzas Armadas para que el Gobierno pudiera sortear la crisis que ya puntaba con los acontecimientos que provocaron la caída de López Rega y que esa respuesta fue contestada. Por el contrario, el Gobierno siguió sumando desconciertos hasta llegar a las circunstancias actuales.
Los señores comandantes me darían la respuesta al día siguiente”. Deheza pensó que al día siguiente seguirían discutiendo. No se dio cuenta de que los términos de la conversación marcaban el punto final. De haber sido un funcionario en serio, la única respuesta que cabía era “los únicos que no pueden renunciar son los presidentes”.
La “minuta” revela, en un momento, el pensamiento de los comandantes luego de la cita con Deheza. “Cuando salimos, nos cruzamos al Edificio Libertador. Nos preguntamos: ¿qué hacemos, mañana va a pasar lo mismo?
De esta gente ya no se puede esperar nada. Los planes de la Operación Aries estaban terminados, lo mismo que las directivas ‘Bolsa’ y ‘Perdiz’. Cuando llegamos al despacho de Videla nos comunicamos con el ‘Colorado’ Fernández y le preguntamos: ‘¿Cómo está todo por allí?’. ‘Bien’, fue la respuesta del jefe de la Casa Militar de la Presidencia. ‘Muy bien, dígale a la señora Presidenta que por razones de seguridad viaje a Olivos en helicóptero’.” Era el mensaje que Fernández debía de recibir para comenzar la operación de detención de Isabel Perón. [...]


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