martes, 13 de octubre de 2009

Revólver y puñales del Chacho Peñaloza

El general y caudillo Ángel Vicente Peñaloza llegó a tener en su poder un revólver sistema Lafaucheux, de seis tiros y calibre 12 mm. A lo largo del cañón tiene cincelada a mano, y con letra común, la leyenda: “Soy de mi Gral. Peñaloza”.

Esta extraordinaria pieza lleva en su parte inferior el número de serie 97585, además de grabados de prueba y el característico óvalo con las letras “ELG”, lo cual autentifica que el revólver proviene de la fábrica de armas Liège (Lieja), en Bélgica, cuyo distintivo es el ya nombrado óvalo con las tres iniciales sugeridas. En la parte superior del arma está grabado “A-2985”.

A comienzos de 1969, el gobierno de La Rioja logró adquirir el revólver del “Chacho” Peñaloza, y posee como antecedente documental una certificación manuscrita en papel con membrete de la Casa Pardo de antigüedades, de la calle Sarmiento 531, de Buenos Aires, que dice así: “Certifico que el revólver sistema Lafaucheux que lleva la numeración 97-585 en una de sus partes y en el cañón la leyenda: ‘Soy de mi Gral. Peñaloza’, perteneció al General Peñaloza (Chacho), nos consta por haber llegado por Sucesión a nuestro poder, procedente de la familia Aráoz. Bs. Aires, 18/3/1966. (Firmado) Amanda V. de Aráoz; Amanda Aráoz. Domicilio Pueyrredón 1280, 6° P.”.

Además del revólver ya mencionado, pertenecieron al caudillo Peñaloza dos puñales muy significativos, uno de ellos regalo del ambiguo Justo José de Urquiza. Se hace necesario recordar que el entrerriano fue quien le dio al “Chacho” el ascenso a “Coronel Mayor [generalato] de los Ejércitos de la Confederación”, según consta en el despacho original del 7 de junio de 1855. Por tal motivo, Peñaloza imaginó ingenuamente que Urquiza se iba a poner al frente de la revuelta federal que las montoneras del noroeste argentino comenzarían ni bien el orden liberal amenazara con imponer su voluntad a sangre y fuego en el interior. Por otra parte, Urquiza no le devolvió o respondió ninguna de las cartas que Peñaloza le hizo llegar al Palacio San José, de allí que cuando se habla de la supuesta amistad entre Urquiza y el “Chacho”, hay que sopesar todas las circunstancias de la época que ambos vivieron para sacar a relucir una opinión justificada y razonable.

De todas maneras, Urquiza le obsequió un “puñal de engastadura de oro, única prenda que [Peñaloza] llevaba consigo”, dice el escritor Eduardo Gutiérrez en su novela “El Chacho” de 1886. Y sigue expresando: “Este puñal tenía una inscripción en su puño que le había hecho grabar el mismo Chacho, y que decía así:

“El que desgraciado nace.

Entre los remedios muere”.

Rara inscripción que se presta á tantas interpretaciones y que prueba el horror que tenía Peñaloza á la ciencia médica”. Más adelante, Gutiérrez agrega que este simbólico puñal lo tenía colocado en su cintura Peñaloza el mismo día de su cruel asesinato.

Otra versión, señala que dicha arma blanca estaba hecha con otro metal y tenía una inscripción diferente a la anterior. Esto se desprende del análisis que se hizo de la figura del Chacho en 1913, por el escritor Marcelino Reyes, de acuerdo a un “testigo ocular” que lo vio al caudillo en un baile dado en su honor en casa de Ángel Mariano Colina. En esa oportunidad, Peñaloza “calzaba botas de campaña, pantalón de barragán dentro de las botas; ceñía la cintura un tirador ó “culero” de suela bordada de veinte centímetros de alto, adornada con abotonadura de plata, el que sostenía un puñal de cabo y vaina del mismo metal, en cuya hoja de acero toledano, se leía, en el anverso, esta inscripción:

“No me vendo ni me doy

Sólo de mi dueño soy- A.V.P.” (1)

Y en el reverso:

“El que a su patria traiciona

Al golpe de un puñal muere.”

Para terminar tan original vestimenta, en una persona tan de campanillas como el general Peñaloza, colgaba del hombro izquierdo un poncho ó “puyo” de lana tejido”, refiere el testigo en la obra de Reyes.

El otro puñal de Peñaloza, tal vez no tenga tantos misterios como el que se acaba de detallar. Se halla en el Museo Histórico Nacional y catalogado como objeto N° 2258. Su hoja, que tiene 35 cm. de largo, es de acero, recta con dos filos con vaceos en ambas mesas o caras. No lleva ninguna inscripción grabada, y su empuñadura es de marfil labrado con guarniciones de metal plateado y tiene un aire oriental, arábigo.

Existe, para ilustrar dicho puñal, un grabado del Chacho que apareció en la obra “Facundo” de Domingo Faustino Sarmiento en una rara versión editada en Nueva Cork en 1868, cinco años después de la muerte del riojano. Allí se lo muestra con un puñal de tipo oriental, aunque en dicho retrato, con mucho de maledicencia, se le agregó una pistola al lado, para darle al Chacho un aspecto más feroz.

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