Lo construyó el empresario que fundó
Villa Elisa, pero no lo vio terminado. Luego lo compró un millonario uruguayo
que le dio su nombre. Perteneció por muchos años a la Provincia. Hoy es una
maravilla en ruinas y un grupo de expertos está empeñado en su restauración.
Había una vez un millonario estanciero que caminaba por la orilla del Río de la Plata. Pisaba arena blanquísima. A su lado se levantaba un denso bosque. El rumor de las aguas lo hizo soñar. Y soñó con un enorme palacio en el bosque, junto al río. Un lugar para vivir junto a su amada esposa y sus futuros hijos, para celebrar fiestas y bailar hasta el amanecer. Un siglo después, el río está oscuro y revuelto, gran parte del bosque fue talado y el palacio se convirtió en ruinas.
El millonario que soñó todo se llamaba Luis Castells. El sitio es Punta Lara, en el partido bonaerense de Ensenada. Y la mansión terminó conociéndose con el nombre de la persona que se lo compró a sus herederos, Francisco Piria. En este momento, el cuento del Palacio Piria se convierte en una incógnita triple: quién fue Castells, quién fue Piria y por qué la majestuosa construcción terminó abandonada.
"Hay que hacer un gran ejercicio de imaginación para darse
cuenta de por qué Castells construyó este palacio en una zona que hoy aparece
degradada", cuenta a DIB Marcela Nacarate, arquitecta y especialista en
patrimonio. Ella es la persona ideal para buscar respuestas a los enigmas del
Palacio Piria: desde hace años está detrás de un proyecto de difusión y
restauración del edificio.
Nacarate relata que "Castells era un empresario catalán que
vino de España con una gran fortuna. Cuando llegó a Argentina, a principios de
la década de 1880, se acomodó en la aristocracia porteña. Además, era una persona
muy solidaria y donó el edificio que terminó siendo el Casal de Cataluña en
Buenos Aires. La cuestión es que se hizo muy amigo de Francisco Uriburu y se
casó con su hija, Elisa. Compró unas tierras cerca de donde Francisco tenía un
gran Palacio hoy demolido, en donde ahora se encuentra el camping del Sindicato
de Luz y Fuerza. Luego donó gran parte de las tierras y fundó el pueblo de
Villa Elisa, por su mujer".
El "Chalet"
El catalán continuó mirando terrenos en la zona, cercanos a
donde por esos momentos se levantaba pujante la nueva capital bonaerense, y se
fijó en Punta Lara, "donde encontró un bosque de arenas blancas, que le
pareció un lugar ideal para criar sus caballos pura sangre. Terminó comprando
casi 5.000 hectáreas de la Estancia Punta Lara, y allí construyó su Palacio,
que al principio se conocía como el 'Chalet de Castell'". El empresario
nunca pudo verlo terminado, ya que falleció en 1907.
La construcción del Palacio fue concluida por su hijo, Luis
Castells Uriburu, y se inauguró en 1910. En un trabajo de investigación firmado
por Nacarate, la arquitecta Mariela Amor y Ezequiel Aldazábal se mencionan
detalles del "Chalet de Castell": "Caracterizado por una mezcla
de estilos renacentistas, el Palacio de 1.500 m² emplazado frente a la actual
Avenida Costanera Almirante Brown entre las calles 26 y 40, destaca desde su
nacimiento por la belleza de sus 40 columnas corintias, su recepción central en
semicírculo rodeado por suntuosas escaleras de mármol blanco traído de Carrara,
sus tres plantas, sus puntillosos y coloridos trabajos en venecitas y una
amplia proliferación de balaustres, fuentes y estatuas. También contaba con
puertas y marcos trabajados en pinotea traída de España".
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