La Lucila, una estación con nombre de mujer, nacida como
homenaje de un nieto de Juan José de Urquiza, el Coronel Alfredo F. de Urquiza,
a su mujer Lucila Anchorena, se convirtió en uno de los barrios más
distinguidos de zona norte.
Con origen en las majestuosas mansiones que daban a la
ribera, La Lucila pasó a ser refugio de intelectuales y artistas primero, para
convertirse luego en un populoso barrio que poco a poco, está tratando de tener
su propia vida.
Todavía son muchas las necesidades del barrio en cuanto a
espacios verdes cada vez más escasos, más transporte que lo comunique con
diferentes zonas de Vte. López y San Isidro. Pero también fueron muchos los
logros alcanzados en cuanto a seguridad, iluminación, asfalto, desagües, etc.
Los comienzos
Joven como barrio, “La Lucila” ocupa un territorio cuyo
poblamiento se remonta –como el de todo Vicente López- al 24 de octubre de
1580.
En su territorio se encuentra lo que se conoció como “el
Paraje de los Olivos”, debido a un monte de Olivos que, según Diego Vea Murguia
estaba en las inmediaciones de las actuales calles Domingo de Acassuso y Andrés
Ferreyra. También entre Díaz Vélez y Paraná hacia el río, la barranca formaba
una saliente hacia el noreste que se conocía como “Punta de los Olivos”, y a su
pie se hallaba el “Puerto de la Punta de los Olivos” a donde pensó dirigirse
Liniers con sus tropas cuando venía de Montevideo a reconquistar la ciudad de
Buenos Aires, pero luego, por una tormenta se desvió al puerto de “Las
Conchas”.
Finalmente, en lo que hoy es La Lucila, el 23 de febrero de
1807 se dispone la formación de una Batería –entre otras- en “la Punta de los
Olivos”, la cual, al parecer, había existido anteriormente, pero se hallaba
desactivada. Un documento de la época dice “en la barranca” y “en la Punta de
los Olivos” es decir: sobre la barranca, donde hoy es La Lucila. Esto
descalifica el emplazamiento del monolito de avenida del Libertador y Luis
Vernet que está en lo que era “el bañado” y además muy lejos de “la punta de
los Olivos”.
Aquellos dueños
Pero veamos quiénes fueron los primeros pobladores de
nuestro barrio. Estas tierras eran la “cabecera” de las “suertes” 43 a 46 del reparto que
hiciera Juan de Garay el 24 de octubre de 1580 (en buen criollo: con las
tierras que “el adelantado” le sacara a los indios).
La 43 era de Juan de Caravajal y estaba limitada por las
calles “entre suertes” Mariano Pelliza (en Olivos) y domingo de Acassuso. En La
Lucila hay parte de esta suerte ya que se extiende desde Roma a Acassuso. La
parte entre Roma y Pelliza pertenece a Olivos.
La 44 de Francisco Pantaleón, entre Domingo de Acassuso y
Capitán Justo Bermúdez.
La 45 de Pedro Medina, entre Capitán Justo Bermúdez y Díaz
Vélez.
Finalmente, la 46 de Juan Martín entre Díaz Vélez/Darwin y
Paraná.
El barrio que nos ocupa termina al sudoeste en la avenida
Maipú, pero las “suertes” que lo integran se extendían hasta el ahora
inexistente Fondo de la Legua, continuación de Constituyentes por Carlos Calvo
hasta Sívori y de allí por una línea que llega a Bartolomé Mitre y Paraná.
Juan de Carvajal era criollo asunceño y era hijo de Hernando
de Carvajal que vino con Alvar Núñez Cabeza de Vaca a la edad de quince años.
De Francisco Pantaleón no se conocen mayores datos.
Pedro Medina se supone que era criollo; hijo de Cristóbal
Medina que vino con Pedro de Mendoza. Fue fundador con Garay de Santa Fe. En su
solar estuvo la quinta La Lucila de Juan de Anchorena.
Juan Martín era criollo asunceño e hijo de su homónimo. En
1576 inscribió su marca de ganado en el Cabildo de Santa Fe.
La suerte de Juan de Carvajal, en La Lucila figura en el
siglo XIX –luego de distintos dueños no identificados- a nombre de Machado...
Entre Bermúdez y Anchorena, estaba la quinta de Mercedes
Castellano de Anchorena, esposa de Nicolás Hugo Anchorena. Había sido designada
“condesa pontificia” y “dama de la Rosa de Oro”. Erigió la Iglesia del
Santísimo Sacramento en la calle San Martín de la ciudad de Buenos Aires.
Sobre las vías del discontinuado ramal “R” del ferrocarril
Mitre, aún subsiste una de las portadas de esa quinta.
Lucila Anchorena de Urquiza
Entre Debenedetti y Díaz Vélez/Darwin estaba la quinta “La
Lucila” de Lucila Anchorena, la que se casó en 1889 con el que sería el Coronel
Alfredo de Urquiza.
Hasta la década del 30’ había que ir a Olivos o a Martínez para
poder tomar el tren y tampoco por entonces había pasos a nivel que permitieran
trasponer las vías del entonces Ferrocarril “C”. También podían ir a la
estación Anchorena de la línea “R” del entonces circulante Ferrocarril Central
Argentino. Es en 1932 que Urquiza dona al Ferrocarril una fracción de tierra
junto a las vías de la línea “C” para que se construya allí una estación,
condicionando la donación a que se llamara “La Lucila”. La estación se
inaugura, con ese nombre, el 10 de noviembre de 1933...
El siglo XX
A partir de la década del 20’ comienzan los loteos en La
Lucila. El primero que se conoce es el de la quinta del Pellerano, efectuado
por Furst Zapiola.
Mientras, entre 1931 y 1933 aparecen medios de transporte
automotor de los llamados “colectivos”.En 1931 por avenida Maipú inaugura sus
servicios la actual línea N° 60. En 1933, por José C. Paz y con cabecera en La
Lucila la N° 14 de automóviles “colectivos”, hoy el N° 29, y el N° 2 que
llegaba a San Isidro y Tigre, hoy la N° 68.
El 11 de marzo de 1934 se funda la “Sociedad de Fomento La
Lucila”, en Anchorena 834, siendo su primer presidente Guillermo Míguez.
Entre la década del 20’ y 1949, se lotea casi todo. Desaparecen las
majestuosas quintas y aparecen los chalets, muchos de ellos muy lujosos.
“La Lucila” pasa a ser uno de los lugares residenciales
preferidos de la zona norte. Pero se convierte en “barrio dormitorio”, sin vida
propia vecinal, ya que sus moradores desempeñan sus tareas en Buenos Aires y
van a dormir a “La Lucila”.
Mientras tanto la Sociedad de Fomento “La Lucila” tiene una
intensa actividad ante el municipio. Logran que se mejore la Policía, piden
mejoras en la escuela local, fundada el 11 de marzo de 1927 y que el 8 de julio
de 1938 se le adjudica el nombre de “Marcelino Ugarte” y lleva el N° 16. Aunque
fue famosa también por su fiestas y bailes de carnaval.
En la actualidad, la Sociedad de Fomento funciona en Tucumán
3339.
El puente de hierro
En 1950 el ingeniero Teitelman, constructor de la galería de
la estación, solicitó la instalación de un puente entre ambos andenes de la
estación “La Lucila”. Comenzaron a moverse los papeles dentro de la máquina de
la burocracia, pero al fin se logró, inaugurándose ¡el 15 de diciembre de 1988!
¿Qué son 38 años para la burrocracia?
En diciembre de 1880 es declarado “barrio” de la ciudad. En
realidad la ordenanza dice erróneamente “localidad”, pero las ciudades no
tienen “localidades” sino “barrios”. Es uno de los más jóvenes de la ciudad, y
hasta entonces formaba parte del barrio de Olivos. Hoy sus límites son: el Río
de la Plata, la calle Roma, el lado Este de la Av. Maipú y Paraná, tiene más de
15.000 habitantes y más de 200 locales comerciales, principalmente en el centro
comercial de la estación y las avenidas Maipú y del Libertador.
Bibliografía: Luqui Lagleyze, Vea Murguía, Academia de
Estudios Históricos de Vte. López, Torre de Ader.
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