lunes, 5 de agosto de 2019

BICENTENARIO DEL COMBATE DE RÍO PIEDRAS - Parte 3




En otro trabajo que entregáramos en el 2010, y que tituláramos “Bicentenario y 2 de Abril”, haciendo un repaso histórico y refiriéndonos a la estrategia geopolítica de acción psicológica, del Reino Unido de la Gran Bretaña, para desmalvinizar la Argentina, valiéndose muchas veces del cipayismo local, y de las herramientas mediáticas que como caballos de Troya, son fieles sirvientes de esos intereses apátridas, penetrando solapadamente en las mentes desprevenidas de muchos argentinos para desmovilizar el fervor patriótico, aniquilando los valores, las tradiciones, la identidad nacional, y los sentimientos de altruismo, o cualquier idea de defensa nacional, de coraje patriótico, hasta provocar un arrepentimiento de tener un pasado glorioso, ablandarnos y lograr avergonzarnos de ser argentinos, de tener raíces en nuestra hispanoindocriollicidad, de nuestra argentinidad. 

En esa perspectiva, escribíamos: “Pero desde luego otra cosa es la estrategia de la guerra psicológica que por otros caminos ha proseguido y que aún no ha concluido. En ese ámbito de dicha guerra se ha insistido también en la inconciencia de haber enviado conscriptos de 18 años y para denostarlos los han llamado “chicos”. ¿Pero a caso hay edad, género o condición para defender lo que uno ama? Nos olvidamos que en nuestra historia, sin ir a la historia universal, han existido testimonios que hoy los recordamos como los precursores de nuestra nacionalidad, dignos ejemplos a imitar. Para no ingresar en listas interminables solo traeremos a la memoria a Don Juan Manuel de Rosas que a la edad de 13 años combatió en Buenos Aires como ayudante de una cañonera durante las invasiones inglesas al Río de la Plata y nuestro héroe máximo Don José de San Martín tuvo su bautismo de fuego a los 14 años, el famoso tambor de Tacuary, Pedro Ríos quien murió heroicamente en batalla contaba tan solo con 12 años, y las niñas de Ayohuma que junto a su madre auxiliaban a los soldados entre el fragor del combate. Pero más sorprendente aún, las mismas tropas inglesas que nuevamente invadían nuestras Malvinas en 1982, contaban con soldados que iban entre los 17 a 19 años, sin embargo ellos no los han llamado “chicos”, por el contrario los llamaron los “señores de la guerra” y existe documentación y afiches publicitarios que lo prueban. Pero claro en la Argentina desmalvinizada debe cundir el agravio, el desánimo, la frustración, el descrédito, el desencanto, la venganza, pero por sobre todo debe provocarse entre los patriotas desprevenidos el arrepentimiento, el arrepentimiento de haber actuado con patriotismo, esto en definitiva es lo que persiguen los desmalvinizantes, eso el arrepentimiento para nunca más volver a intentar defender la Patria.

Por eso no es de extrañarse que cierto periodismo influenciado por el colonialismo mental que los seduce y reduce, que los anestesia y enceguece, que los domina y les imposibilita pensar con cerebro propio, lancen expresiones hirientes al sentimiento patriótico, cómo esos que insinúan que, fue una locura ir a la guerra por Malvinas, nosotros les respondemos efectivamente, sí. 

Es muy probable que desde la visión del cálculo ventajista, el Amor será siempre una locura, porque para los espíritu de cálculos mercantilista, materialista y vermicular, aquellos que no son capaces de desprenderse de la mera condición egoísta, material, corporal y burguesa, aquellos que no son capaces de inmolar sus vidas para una existencia superior, para una trascendencia metafísica, porque ya no creen en lo metafísico, para ellos será sin duda una locura y todos nuestros héroes y quienes entregaron sus vidas generosamente para que nuestra Patria sea Libre y Soberana, seguramente serán locos. Locura será la vida del héroe, del santo o del mártir. Locura será el amor de una madre o un hijo que ante la amenaza de criminales que les atacan sin medir peligros de ventajas y desventajas se arroja a defender la vida de aquella o aquel que ama. Locura será la muerte de Jesucristo que sin ninguna ventaja utilitaria vino a dar su vida por Amor. Locura será siempre para aquellos espíritus mezquinos y mediocres, que no son capaces de ofrendar sus bienes, prestigio y vidas para que la Patria, viva. Y si para ellos toda esa categoría de sentimientos es una locura, que sepan que todavía quedan patriotas en la Argentina, y que estamos locos de Amor a la Patria, y moriremos por ella en cualquier momento que fuera”.

De modo que la Juventud argentina, nacional y patriótica, debe sentirse plenamente orgullosa, de tener por Arquetipos aquella valerosa juventud, como lo fueron entre tantos otros el batallón de caballería los Decididos de la Patria o los jóvenes soldados de Malvinas, y de dejarles por herencia su ejemplo de vida, porque en la historia pasada y reciente, está el testimonio permanente de quienes ofrendaron todo por la Patria, pero también la enseñanza que en tiempos de amenazas, de peligros para la Nación, para la Patria, se hace presente la sentencia de Holderlin: “Allí donde crece el peligro, crece lo que salva”; es cuando el despertar del alma nacional llama fogosamente a las puertas de las Juventudes Nacionales Eternas, es cuando ha llegado el momento histórico de probar el Amor a la Patria, y nos convoca y moviliza dándonos la oportunidad de trascender en la historia construyendo los fundamentos de una Gloriosa Nación.-


*Hemos decidido colocar el término “realista” entre comillas por las razones que a continuación exponemos: La historiografía liberal oficialista, la marxista y la nacional revisionista, generalmente ha empleado el término de “realista” para designar a las tropas que combatieron en América, al servicio del rey Fernando VII, pero lo cierto es que dicho término puede llevar a interpretaciones erróneas, o a conclusiones confusas, si no acusamos aunque más no sea una breve aclaratoria. Téngase presente que la Revolución, iniciada en Buenos Aires un 25 de mayo de 1810 se hizo en nombre del rey Fernando VII, por lo que se descubre que todos los que conformaron la Junta de Gobierno revolucionaria, sin indagar en sus variantes, ni intentar una escapatoria de “época” y del espacio Iberoamericano, se definieron como “realistas”, tanto su presidente Saavedra, como incluso su secretario Moreno y el mismo Castelli, a pesar del jacobinismo que los embriagaba a estos dos últimos (ver: Vicente Massot: Revolución Mayo 1810, Edit. El Ateneo, Buenos Aires 2010). Al mismo tiempo los guerreros y fundadores de nuestro Estado moderno como lo fueron Belgrano y San Martín, sólo por nombrar a sus dos máximos representantes, se manifestaron siempre abiertamente “realistas” y concebían a ese régimen como única vía posible de organización política, obviamente lo que en esos momentos se debatía era la forma de monarquía y la de sus designatarios. 

Desde luego esto a la historiografía liberal o marxista, no le agrada mencionar y si lo hace rápidamente recurre a la muletilla de que se adscribían a la “monarquía parlamentaria”, sin detenerse a profundizar demasiado el tema, no vaya a ser cosa que la simpatía por los gobiernos de orden y mano dura de nuestros dos máximos héroes los complique.

Lo que cabe destacar entonces es que la Guerra por nuestra Independencia, se desarrolla en diferentes etapas, primero fue una firme resolución por mantenernos Independiente del gobierno napoleónico invasor que controlaba la península, hasta que Fernando VII recuperase el trono, y segundo fue una guerra civil dentro del gran Imperio Español, cuyas causas se retrotraen en la mismísima España, por lo tanto entre las fuerzas que se enfrentaron habían en ambos ejércitos, tanto de un lado como del otro: americanos y españoles, naturales y extranjeros, mestizos y negros, libres y esclavos, católicos y masones, republicanos y monárquicos, sin dejar de señalar que entre los enunciados, bajo ningún aspecto existía una rigurosa uniformidad, analizados si se nos permite en términos ideológicos, la evidencia histórica lo demuestra, más aún en el bando “criollo” por designarlo de alguna forma, para su distinción, la confirmación es palpable, no había concluido el peligro de “invasión” de los ejércitos de Fernando VII, y las luchas intestinas en América, ya habían estallado prolongandose en algunas regiones hasta alcanzar el próximo siglo.
Finalmente lo que queremos cotejar es que el término “realista”, no es unívoco, no puede emplearse en forma exclusiva y excluyente, pero para evitar caer en un reduccionismo abyecto, de americanos versus peninsulares, optamos por el clásico de “realista” pero con comillas, si alguien tiene una mejor propuesta, en buena hora.-


Prof. Jorge E. Camacho Ruiz

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