Lorenzo Lugones nació en Santiago del Estero el 10 de agosto de 1796 y murió en
Tucumán el 21 de enero de 1868.
A los 14 años de edad se incorporó al ejercito, al
Cuerpo de Patricios Santiagueños. Como guerrero de la independencia, combatió
en todas las batallas libradas por el Ejército Auxiliar del Perú en las
campañas del Norte.
Introducción
Al emprender un trabajo tan superior á mis fuerzas y ajeno hasta cierto punto
de mi profesion, he tenido en cuenta concurrir con mi grano de arena al
esclarecimiento de la verdad histórica de mi país, trasmitiendo á la posteridad
en su verdadero punto de vista, los distinguidos hechos de tantos varones
ilustres, hijos beneméritos de la Patria.
Estos apuntes no serán un modelo de elocuencia y erudicion, ni encontrarán los
que los lean aquel estilo florido de otros escritores que por sí solo basta
para escitar interés y cautivar la atencion; yo escribo á mi modo, llana y
sencillamente los hechos que han pasado ante mis ojos y de los cuales soy actor
y testigo; sin prevencion de ninguna clase, sin pretension de ninguna especie y
sin aspiraciones de ningun género.
Mas antiguo en el servicio que el ilustre general Paz, comenzaré la narracion
de mis recuerdos históricos desde la cuna misma de la Independencia de mi país
en la formacion del ejército auxiliador del Perú.
Mis lectores me dispensarán sí en los primeros pasos de mi carrera militar me
ocupo de pequeñeces insignificantes para otros; pero para mí de muy gratos
recuerdos y que ponen en transparencia el entusiasmo puro de aquellos tiempos
de verdadera abnegacion y patriotismo.
Los
Nuevos Campeones de la Patria (mayo, 1810)
Nací el día diez de agosto del año 1796, en Pampallagta curato de Soconcho,
jurisdiccion de Santiago del Estero, estancia de la propiedad de mis señores
padres don German Lugones y doña Maria Petrona Trejo, naturales ambos de dicha
capital, y de aquí podrá deducir el lector cuan al principio de mi educacion y
estudios estaría yo, cuando resonó en el nuevo mundo el grito de independencia
y libertad, claro está pues, que aún no había tiempo para haber salido de las
tinieblas de la infancia y cuando á la luz del Sol de Mayo de 1810, quise abrir
los ojos, me encontré en las filas de los que llevaban el nombre de Nuevos
Campeones de la Patria.
En aquel tiempo pues, de tan grandioso y solemne acontecimiento público, no
había ni podía haber otra causa que la de libertar á la Patria; los americanos
del Virreinato de Buenos Aires se disputaban á cual más sacrificios hacían por
una causa tan sagrada: —mi padre había hecho los suyos á su vez y sin embargo
de haber contribuido con su persona y alguna parte de los cortos bienes de su
muy escasa fortuna, para dar mayor prueba de su decisión y entusiasmo, quiso
hacer de mí un presente á la Patria y fuí admitido á su servicio en clase de
cadete en el primer ejército Sud-Americano, levantado en medio de las
aclamaciones, para combatir por la Libertad é Independencia de América.
La primera carta que recibí de mi padre (octubre, 1810)
Tan luego de haberme incorporado al ejército en Santiago, marché al Perú en la
comitiva del general en jefe don Francisco Antonio Ortiz de Ocampo, que mandaba
la expedición, iba yo bajo la protección del secretario de guerra doctor don
Vicente Lopez y á los tres días de hallarnos en Tucumán, recibí una carta de mi
señor padre, escrita por la primera vez después de mi salida, cuyo contenido,
poco más ó menos era como sigue:
«Santiago del Estero, octubre de 1810. — Mi querido hijo Lorenzo: — Por el
Dragon Sustaita que acaba de llegar á estas con las comunicaciones del General
y por la que me escribe el Secretario he sabido que llegaron buenos; mucho me
alegro que hayan sido tan bien recibidos en esa; pero me ha sido muy sensible
que no me hubieses escrito teniendo tan buena proporción: esta omisión no tiene
disculpa y sin embargo te lo dispenso con tal que no vuelvas á cometer otra
igual falta. Con el alferez Zeballos que conduce los equipages del cuartel
general, te remito tu cama y la ropa militar que recien ayer la han concluido
de coser: los adjuntos papeles contienen dos cosas esenciales para tí: primero,
la fé de bautismo acompañada de los certificados de tu buen origen, requisito
necesario para ser admitido en tu clase, no obstante que, la genealogía del
militar está en la foja de sus servicios y los ascensos obtenidos con
suficientes méritos, son los verdaderos títulos de su linage, el segundo es, un
credencial tomado razón en ésta tesorería y librado á la Comisaria del ejército
para que se te abone la onza mensual que te asigno según ordenanza, hasta que
llegues á ser oficial. Te advierto que vas formalmente recomendado á mí amigo
el Secretario de guerra doctor don Vicente Lopez, al Intendente del ejército y
al mismo General en jefe para que ocurras á ellos cuando te sea necesario,
teniendo cuidado de no molestarlos á manera de un niño majadero, especialmente
al Secretario que ha de hacer mis veces contigo: advierte pues que ninguna
recomendación puede servir sin el acompañado de una buena comportación: te
prevengo que en todo caso el honor es lo primero y habiendo de elegir un
partido entre la muerte ó la deshonra, no se debe trepidar en abrazar lo primero.
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