sábado, 29 de junio de 2019

Elpidio González - Parte 3


El anciano le miró agradecido y, cerrando los ojos, le dijo con convicción y humildad:

-“Un funcionario, aunque ya no lo sea, no acepta regalos, hijo. Y, además, recuerdo bien a Darío, mejor que a los precios de las pomadas: … y muy siglo dieciocho, y muy antiguo, y muy moderno; audaz, cosmopolita; con Hugo fuerte y con Verlaine ambiguo, y, una sed de ilusiones infinitas…”

Después de recitar su estrofa, tras la parada, el anciano bajó del tranvía y se perdió en la historia, con toda la riqueza de su pobreza, guardada en un maletín viejo, lleno de pomadas, y de unas pocas monedas escurridizas.

Un hombre olvidado, quizás, porque es un espejo en el cual muy pocos –o acaso nadie en la política argentina de hoy- pueda mirarse…. Elpidio González.

Lo recordamos, rechazó toda pensión del estado que le correspondiera y había sido: diputado nacional, ministro de Guerra, jefe de Policía, vicepresidente de la República, ministro del Interior y, finalmente, preso político durante dos años, tras el derrocamiento del gobierno democrático de Yrigoyen, que integraba.

Su paso por los altos cargos públicos no había significado para él un enriquecimiento material. Pobre, muy pobre, hizo frente al violento cambio de la fortuna con estoica simplicidad”.

Murió en 1951 en el Hospital Italiano, sin casa ni familia que lo cuide, con pocos amigos rodeándolo.
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Sus padres fueron Domingo González (coronel del ejército) y Serafina.

Realizó sus estudios primarios y secundarios en Rosario y posteriormente se mudó a Córdoba con su madre donde cursó estudios universitarios de Derecho en la Universidad Nacional de Córdoba, logró llegar a quinto año pero no se recibió.

Ingresó en la Unión Cívica Radical, fue amigo personal y parte del grupo más cercano a Hipólito Yrigoyen. Participó de la Revolución Radical de 1905, comandó un pelotón revolucionario y fue detenido.

Se recibió de abogado en la Universidad Nacional de La Plata en 1907.

En 1912 fue elegido diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires y en 1916 elegido diputado nacional por la Provincia de Córdoba.

Inicia en la política tempranamente como militante de la Unión Cívica Radical. El primer registro de su actuación data en la revolución radical del 4 de febrero de 1905 cuando intentó derrocar al presidente Manuel Quintana. Fue la primera vez, y no la última, que debió sufrir la pena de prisión.

Electo Hipólito Yrigoyen como presidente de la Nación (1916-1922) se desempeñó como Ministro de Guerra entre 1916 y 1918 y Jefe de Policía de la Ciudad de Buenos Aires entre 1918 y 1921. En este último año fue elegido presidente de la Unión Cívica Radical. Durante la Semana Trágica de enero de 1919 fue designado jefe de policía.

Con la aprobación de la Ley Sáenz Peña fue candidateado como gobernador de Córdoba, con vistas a las elecciones de 1912, pero rechazó esta propuesta aunque participó activamente en la campaña electoral entablando una relación fluida con Yrigoyen, esta campaña contó con el apoyo del payador Gabino Ezeiza y el cura Gabriel Brochero.


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