Osvaldo Álvarez nos entrega en este texto un perfil de quien
fue Presidente de la Argentina y pensador político, Hipólito Yrigoyen. Aquí se
rescatan los elementos fundamentales de su pensamiento filosófico, social y
político. Fundador de la Unión Cívica Radical, Yrigoyen representa lo mejor de
una generación que intentó reformar profundamente la sociedad argentina a
partir de un fuerte compromiso con la nación, la democracia el cambio social y
le ética en los asuntos públicos. Inspirado en el pensamiento krausista y el
modelo democrático de la III república francesa, Yrigoyen surge como la figura
del hombre político austero y comprometido con el desarrollo de su país en un
contexto de cooperación internacional propio de los ideales del
internacionalismo del siglo XIX.
1Hipólito Yrigoyen, bautizado Juan Hipólito del Sagrado
Corazón de Jesús Yrigoyen, nació en Buenos Aires el 13 de julio de 1852. Era
hijo de Martín Yrigoyen, un vasco francés carrero y cuidador de caballos, y de
doña Marcelina Alem, hermana de Leandro Alem, el fundador de la Unión Cívica
Radical y revolucionario caudillo federal y popular. Criado en un hogar
sencillo, tuvo una cuidada educación en colegios de clérigos franceses y
españoles. Era el mayor de los cinco hijos del matrimonio Yrigoyen-Alem, con
dos hermanos –Roque y Martín–, y dos hermanas –Amalia y Marcelina–. Ayudaba a
su padre en sus trabajos de cuarteador y carrero, en los suburbios porteños, y
allí se conformó un carácter voluntarioso y disciplinado. Adolescente, trabajó
como empleado en un comercio de tenderos, como conductor de tranvías, y ya
estudiando derecho, en un estudio jurídico. Siguiendo a su tío Leandro, actuó
políticamente en el autonomismo populista de Adolfo Alsina, que sería
Vicepresidente de Domingo Faustino Sarmiento. Fue durante la Administración de
éste último, que Yrigoyen fue designado comisario en la Parroquia de Balvanera,
a los 20 años.
2Finalizó sus estudios de abogado a los 25 años, asumió como
diputado en la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires en 1877. En 1880,
fue administrador General de Patentes y Sellos de la Nación por pocos meses, y
luego será elegido diputado Nacional, por el partido del General Julio A. Roca.
Al finalizar su mandato, decepcionado por la política pequeña de intrigas y
acuerdos de conveniencia que vivió en la Legislatura, no volvió a ocupar cargos
públicos. En esa década de 1880
a 1890, Yrigoyen realiza su etapa de recogimiento,
retirándose de la vida pública, mientras ejerce la docencia en la Escuela
Normal de Señoritas, y se dedica al estudio, la reflexión y las ocupaciones de
campo.
3Su reaparición es explosiva, porque participa como uno de
los protagonistas en la Revolución de 1890. Y poco después, junto con Leandro
Alem, funda la Unión Cívica Radical, el 2 de julio de 1891. A la muerte de Alem,
asume la conducción de su partido. Es intransigente con el régimen de gobierno,
al que juzga oligárquico, corrupto y fraudulento. Esa intransigencia lo conduce
a la abstención electoral y al levantamiento armado de carácter revolucionario.
Es en particular importante la Revolución de 1905, cuando Yrigoyen define el
sentido y orientación de la “reparación fundamental” de la Nación, según sus
propios términos; en esa oportunidad organiza un partido aguerrido y
fuertemente conexionado en la abstención electoral y la resistencia armada.
4Su empeño y coherencia, su honradez e inteligencia, lo
convierten en un gran caudillo popular de la democracia. Gran organizador,
incansable militante, misterioso conspirador, su figura va adquiriendo en las
masas populares caracteres míticos: de palabra parca pero convincente, siempre
referida a muy altos ideales, generoso y desprendido en el trato personal. Sus
correligionarios lo admiran e idolatran; los enemigos lo respetan y lo temen
por su intransigencia insobornable. Finalmente, como jefe de la oposición, la
presión revolucionaria, la obstinada abstención de la intransigencia, obtiene
del Presidente Roque Sáenz Peña en 1910 la sanción de la ley de sufragio
universal y secreto, que lo llevaría a la Presidencia en 1916.
5Luego del periodo constitucional del también radical
Marcelo de Alvear, es nuevamente electo Presidente con amplísimo apoyo popular
en 1928. El 6 de setiembre de 1930 es derrocado por un golpe militar, de
tendencia fascista. Preso en la Isla de Martín García por disposición de la
Dictadura, es absuelto y regresa a Buenos Aires, ya muy enfermo. Muere el 3 de
julio de 1933, en medio de la congoja popular. Una multitud lo despide.
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