viernes, 30 de noviembre de 2018

Nostalgias del creador del Parque Sarmiento - Parte 2

Cuenta que el objetivo para el Parque Sarmiento fue similar al del Parque Roca, aunque con más énfasis en el deporte. “Tenía una buena pista de atletismo, canchas de tenis, dos piletas de natación olímpicas… El piso de madera de la cancha de básquet se importó de Estados Unidos, ¿usted sabía eso? -dice con orgullo-. También trajimos una superficie sintética para jugar tenis. El predio podía utilizarse para la alta competencia, no tenga la menor duda”. A Kocourek lo inspiraron los centros deportivos europeos y menciona los de Alemania. “Yo convencí al intendente de que el Parque Sarmiento tuviera piletas, al explicarle que en la Ciudad de Buenos Aires no existían natatorios públicos climatizados, mientras Uruguay tenía uno en Colonia. ‘Hágalas’, me dijo. Yo dirigí la obra del parque hasta su inauguración. La constructora fue una gran empresa mendocina, Cartellone, y el resultado fue el mejor. Era un potrero que se convirtió en un centro bárbaro. El vecindario estaba muy contento”, evoca el arquitecto.

“Un puñal en el pecho”

Dentro de su vasto curriculum profesional, Kocourek le asigna a los tres centros deportivos creados para la Ciudad de Buenos Aires un valor enorme: “Lamentablemente, dos de ellos no fueron cuidados. El intendente Osvaldo Cacciatore tuvo la preocupación de mantenerlos, por eso en su momento se los dio a manos privadas; el Parque Sarmiento se lo entregó a COAS. Durante años vi que estaba bien cuidado y yo lo visitaba por curiosidad. 

Después empezó a venirse abajo y hace quince o veinte años dejé de ir porque verlo abandonado fue como un puñal en el pecho. Me partió el alma encontrarlo destruido la última vez que fui”.
-¿Es doloroso para un arquitecto ver malogrado el destino de una creación? Clorindo Testa decía que las obras no están hechas para perdurar.
-Creo que Testa se equivocó: seguimos disfrutando el arte romano, bizantino, gótico… El Parque Sarmiento es moderno, sigue teniendo actualidad. Por eso me duele su abandono. En el mundo estos proyectos funcionan debido a buenas administraciones, estatales o privadas, y a un pueblo educado que cuida la obra pública. Porque son proyectos que pagamos todos. 

En el Parque Sarmiento he visto los vidrios rotos, los sanitarios destruidos…
El prematuro ocaso del predio se inició tras el retiro de COAS y el paso de la administración a la órbita municipal, algo parecido a lo sucedido con el Parque de la Ciudad tras la rescisión a Interama. Kocourek pierde el rastro de lo sucedido en los años subsiguientes y se escandaliza cuando le comentamos lo que pasó con el parque en la década del 90, durante la intendencia de Carlos Grosso y la concesión a una empresa privada. Pregunta interesado por el destino actual de las piletas y el gimnasio y vuelve a recordar los años gloriosos. “¡Usted no sabe lo que era el Parque Sarmiento, la calidad de los materiales! -exclama con entusiasmo-. Vaya a ver el Parque Jorge Newbery, que ahora es el Club de Amigos, y comprobará lo que le digo. Es más chico que el Parque Sarmiento, la pileta tiene 25 metros”.

La del Parque Sarmiento no fue la única huella que dejó Kocourek en la Comuna 12. “Yo participé del Plan 60 Escuelas y como había que terminarlas en nueve meses la Municipalidad nombró cuatro estudios de arquitectura para desarrollar el proyecto, uno de ellos el mío”. La historia cuenta que sólo lograron terminarse 24 edificios antes de que Cacciatore fuera removido de su cargo, aunque son coincidentes las voces en que se trató del último plan de construcción de escuelas primarias a gran escala en la Capital Federal. El Estudio Kocourek también tuvo a su cargo la modernización de los hospitales Argerich, Fernández y Pirovano, este último en Coghlan.

El recuerdo de Cacciatore

Sobre la polémica figura de Osvaldo Cacciatore, Kocourek guarda un buen concepto. “Fue una persona muy trabajadora y honesta -afirma-. Como director de obra sé cuándo un precio está inflado. 

Le dije a Cacciatore que si queríamos hacer las cosas bien debíamos implementar un tipo de licitación que nos diera la tranquilidad de saber que las empresas procedían correctamente. Le propuse un procedimiento internacional que evita las trampas. Un sistema de doble sobre: uno grande con los antecedentes de la empresa y dentro otro más chico con la cotización del trabajo. Primero se juzgan los antecedentes y se elige a los mejores oferentes. Luego se abre el sobre de la cotización. De esta manera se evitan manejos espurios. Tuvimos obras muy bien construidas y a un precio de mercado. Creo que el Parque Sarmiento costó 25 millones de dólares”.

Más allá del afecto que los vecinos de Villa Urquiza, Saavedra y barrios aledaños tienen por el Parque Sarmiento, un lugar que al menos en los años 80 sirvió de esparcimiento a grandes y chicos, los méritos de este proyecto son reconocidos por los especialistas. 
El Consejo Profesional de Arquitectura, Diseño y Urbanismo lo destacó recientemente junto a otras tres obras similares: los parques Roca, Jorge Newbery y Reconquista, de San Isidro. El destino del Sarmiento preocupa a Kocourek, quien sobre el final de la charla nos pregunta si sabemos qué va a ser del parque. 

Habría que recuperarlo tal cual estaba -sugiere melancólico-. En lugar de andar pavoneando, la gente joven podría hacer deporte, ¿se da cuenta del valor que tiene eso? En el predio había hasta lugares donde sentarse a comer, confiterías…

Kocourek se emociona y por unos segundos hace silencio. Tal vez en los cuarenta minutos de entrevista, que está llegando a su fin, asomaron algunos recuerdos que estaban bien guardados. A modo de defensa, la mente suele archivar aquellos episodios de la vida de las personas que no tuvieron un final feliz. El Parque Sarmiento, por culpa del vandalismo y la falta de control, es uno de ellos en la historia personal de este reconocido arquitecto. Hay tiempo para que ensaye una última reflexión, en tono de esperanza: “Yo lo conozco a Mauricio Macri, pero no lo veo hace muchos años. Le preguntaría qué ideas tiene con respecto al parque: debería darle pena su situación”.



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