viernes, 30 de noviembre de 2018

Nostalgias del creador del Parque Sarmiento - Parte 1


A 33 años de la inauguración del que fuera el principal polideportivo de Sudamérica dialogamos con el responsable de su diseño. El autor de emprendimientos relevantes como el Edificio Conurban, la Torre Madero o el Plan 60 Escuelas recuerda con nostalgia, a sus 84 años, aquel histórico proyecto. Tras visitarlo por última vez hace más de una década, decidió no volver por el dolor que le produjo su abandono.


Decíamos en el editorial del mes pasado que el Parque Presidente Sarmiento, extraordinaria obra de la arquitectura moderna ubicada entre las avenidas General Paz, Ricardo Balbín, Triunvirato, Crisólogo Larralde y la calle Andonaegui, tenía la misma edad de Jesús al morir: apenas 33 años. Para llegar a su precoz decadencia fue necesario que desde 1984 las diferentes gestiones municipales hicieran una lamentable contribución. Porque, paradójicamente, la función social, deportiva y recreativa de este predio de 60 hectáreas se pudo cumplir durante un breve período de tres años -y bajo la gestión de una organización privada- en tiempos dictatoriales.

Recordemos que el polideportivo fue inaugurado, literalmente con bombos y platillos, el 17 de setiembre de 1981. Desde el comienzo estuvo a cargo de la Cooperadora de Acción Social (COAS), una entidad sin fines de lucro conocida por organizar la Feria de las Naciones. Gracias a este antecedente, COAS se hizo cargo de la puesta en marcha del Parque Sarmiento. Inicialmente, los deportes que podían practicarse eran fútbol, vóley, básquet, tenis, rugby, béisbol, pelota a paleta, atletismo, natación, saltos ornamentales, patín, ciclismo, hockey y pelota al cesto. “La desgracia ocurrió cuando el intendente de Buenos Aires, Julio César Saguier, creyó que el parque era un buen negocio. No era así: todo era pura reinversión”, relataba en 2011 la vicepresidenta 1° de COAS, Elena de Basavilbaso.

“Si bien en la Argentina hubo innumerables ejemplos del desguace privatista en detrimento de lo público, este no fue el caso del Parque Sarmiento en sus primeros tres años de vida: seguridad, calidad de la infraestructura y los recursos humanos, masividad y acceso popular podrían ser algunos de los principales aspectos a destacar. Luego el polideportivo sería protagonista de una serie de saqueos y malas administraciones privadas y públicas que llevarían a una serie de intentos fallidos por recuperar su esplendor inicial”, escribíamos hace tres años, en uno de los tantos informes dedicados a su penosa situación. Después de la anunciada y demorada llegada del subte a Villa Urquiza, el Parque Sarmiento debe ser el tema al que dedicamos más tapas en la historia de este periódico, desde la primera allá por 1999.

El padre de la criatura

En esta ocasión nos propusimos un enfoque distinto; conocer la opinión del hombre que proyectó y dirigió la construcción “del complejo polideportivo más importante de Sudamérica”, como se lo consideraba en esa época. Se trata de Estanislao Kocourek (84), un arquitecto muy reconocido, autor de obras notables y ganador en 1988 del Premio Konex. Después de algunos días de búsqueda infructuosa, lo ubicamos en San Isidro y acordamos un encuentro. Nos recibe con un apretón de manos firme, que desmiente la edad que tiene. Hijo de inmigrantes checoslovacos arribados al país en la década del 20, vivió su infancia en Villa Devoto y se define como “un pibe de barrio”.

Estamos en presencia del creador del Parque Presidente Sarmiento, un emprendimiento que fue orgullo de Saavedra y también de su autor intelectual. “Yo hice además los parques Julio Roca y Jorge Newbery, actualmente Club de Amigos. Sólo este último, debido a su ubicación sobre Figueroa Alcorta, su clientela selecta y un buen concesionario, se mantiene en buenas condiciones. El Roca y el Sarmiento están destruidos, todo debido a un problema cultural de los argentinos. En países de Europa, los centros deportivos son de excelencia porque los cuidan el administrador y el público”, arranca Kocourek.

El arquitecto recuerda que cuando le encargaron el proyecto del Parque Sarmiento se sintió tremendamente orgulloso de poder realizar una obra así, porque siempre entendió al deporte y la recreación como actividades necesarias para las personas que trabajan o estudian. Kocourek fue un exitoso deportista, que practicó atletismo y yachting. De hecho, tiene el privilegio de haber aparecido en una tapa de la revista El Gráfico de 1952, donde se lo observa saltando una valla. Corrió regatas en Brasil, Inglaterra y Estados Unidos y participó en los Juegos Olímpicos de Helsinski, en 1952, donde salió tercero en su serie con un tiempo de 15.20 segundos. Además, fue campeón argentino en los 110 metros con vallas. De modo tal que el desarrollo del gigantesco parque polideportivo no podía haber caído en mejores manos que las suyas.

“Primero me llamó el Secretario de Obras Públicas de la Municipalidad de Buenos Aires,Dr. Guillermo Laura, para que nos conozcamos. Les interesó mi trabajo en el Boating Club de San Isidro, un bañado que convertí en una marina: es decir, casas y barcos. Me pidieron transformar el basural de Villa Soldati en un parque deportivo y recreativo. Fue un desafío muy grande: hicimos el proyecto, la licitación y se concretó un parque maravilloso, el Roca. Les gustó la forma en que trabajé, por lo que me convocaron para hacer también los parques Jorge Newbery y Sarmiento”, recuerda Kocourek acerca de cómo llegó a este proyecto. Este arquitecto es famoso, además, por haber diseñado el Edificio Conurban y la Torre Madero, en Retiro, y el Hotel Sheraton Iguazú, entre otros emprendimientos.


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