sábado, 17 de noviembre de 2018

La calesita - Parte 2


Los vecinos de Villa Urquiza han realizado infinidad de gestiones para que la calesita retorne a su anterior lugar. Hay que destacar que esta calesita ha subsistido por la ayuda de un grupo de vecinos, ya que hace sesenta años que forma parte de nuestra cultura, explica Liliana Vázquez. Por su parte, Sergio Oviedo pide que sea declarada patrimonio histórico, ya que es la última del barrio. 
De alguna manera saben que les pertenece, porque -como a su infancia- no se las roba nadie. En Villa Urquiza existieron otras dos calesitas: La Porteña, ubicada en Av. Triunvirato y Juramento, que funcionó entre el 8 de enero y el 18 de abril de l937, y otra en la Galería Triunvirato, en la calle homónima 4338.

En el barrio de Saavedra, en el Parque General Paz, donde se encuentra el Museo Histórico de la Ciudad Brigadier General Cornelio Saavedra, hasta hace unos años funcionó una original calesita criolla. De gran tamaño, agrupaba en su plataforma giratoria, en lugar de los tradicionales caballos, avioncitos y leones de madera, representaciones de elementos netamente criollos, como bueyes y carretas, que lograban gran atracción entre los chicos tanto de la zona como de otros lugares cercanos. 

Lamentablemente, esa calesita quedó abandonada y poco a poco se va destruyendo. Una verdadera pena. Pero Saavedra tiene otra calesita, que funciona desde 1952 en el Parque Saavedra, en el sector que da sobre la calle García del Río y su intersección con la calle Pinto. Su propietario es Roberto Mario Couto, que está al frente de la misma desde 1979. La dueña anterior, Concepción González Rivero, estuvo allí por espacio de quince años y anteriormente fue propietario Antonio Cid.

En Coghlan, ubicada en la Av. Monroe y las vías del ferrocarril, cerca de la estación, funciona la calesita Don José desde 1978. Su propietario es José Vázquez, quien es ayudado por Elvira, su señora. En Villa Ortúzar existían dos calesitas: una instalada en Donado y Roseti, llamada La Porteña, que giró tan sólo dos días en octubre de 1936, y otra en el predio de la Plaza Malaver (Heredia, Estomba, Girardot y Montenegro). En la actualidad queda una calesita, instalada en la Plaza 25 de Agosto (Charlone, 14 de Julio, Giribone y Heredia), que funciona desde 1978 a cargo de Pedro Pometti.

Hasta hace algunos años todo barrio se enorgullecía de poseer una calesita. Un terreno baldío daba lugar para que se instalara y los fines de semana muchos chicos con sus familias se reunieran allí, igual que los infaltables vendedores de manzana o higos acaramelados, pochocho o copos de algodón azucarado. La música infantil llenaba el ambiente y se esparcía varias cuadras a la redonda, comenzando así el clima festivo del sábado. Un dato curioso: la calesita de la Plaza 1º de Mayo, que funcionaba ya en 1940, fue la inspiración en 1953 del tango homónimo compuesto por Cátulo Castillo y Mariano Mores.

La presencia de las calesitas le da un sabor especial a nuestro Buenos Aires y creo firmemente que si alguna vez desaparecieran nuestra vida ciudadana sería otra muy distinta, alejada del vocerío dominguero de los niños y con un dejo de sabor triste en nuestra memoria.

Texto: Calesitas de valor patrimonial de Buenos Aires de Alejandro Mellincovsky. Foto Secretaría de Planeamiento.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario