jueves, 27 de septiembre de 2018


Al observar el desempeño de Castillo, estas nociones adquieren otro relieve: más allá de la fortaleza relativa que tuvo el presidente a nivel partidario e institucional estaba hundido en una debilidad estructural dada por el vacío de “autoridad”. Y allí, el actor “militar” actuó corporativamente en forma más efectiva que otros actores. La “falta de expectativas” que rodeó al ejercicio del poder presidencial jugó un rol clave y el presidente sucumbió y quedó rápidamente convertido en prototipo de líder de la “disyunción”.

Reflexiones finales

El ciclo de poder en la Argentina de principios de los años cuarenta se encontraba en franco debilitamiento por lo que la insurrección militar del 4 de junio de 1943 activó una solución latente (de las tantas posibles) al ciclo democrático de esa precisa coyuntura: la militar. En ese particular contexto, las medidas del presidente Castillo tendieron a agravar la inestabilidad y volatilidad de los acuerdos políticos y la percepción de éstos como cada vez más ilegítimos por los otros actores del sistema. En el fondo, la fortaleza relativa del poder presidencial ocultaba la debilidad estructural de esos compromisos forjados diez años antes.

La brevedad del ciclo de poder, en parte, estuvo condicionada por la naturaleza misma de la reconstrucción política e institucional del año 1932: el principal partido opositor, la Unión Cívica Radical, vio limitada su participación tanto por la abstención inicial como por la utilización sistemática del fraude electoral hacia mediados de la década. La agenda pública que estaba dominada cada vez más por una doble exigencia (mayor representatividad del sistema político y mayor institucionalización de las cuestiones del trabajo) no fue del todo atendida por esos gobiernos constitucionales, y de algún modo, la intervención militar y la revolución peronista se ocuparon de dar solución al dilema irresuelto, dando origen a un nuevo ciclo de poder en la Argentina moderna.

Este trabajo ha intentado contribuir con un ejercicio teórico al desempeño de los liderazgos presidenciales del período de entreguerras de dos formas. En primer lugar, intentó determinar de qué manera el esquema de Stephen Skowronek sobre los ciclos de poder en la historia norteamericana nos permite iluminar las controversias historiográficas sobre este particular período argentino, discutiendo algunos de los postulados más firmes y asentados en la producción académica sobre los años treinta y la construcción política de Justo, de Ortiz y de Castillo.

En segundo lugar, este escrito también buscó realizar una contribución teórica a la conceptualización de Skowronek y reevaluar la pertinencia de su aplicabilidad en otros contextos y coyunturas. El caso argentino —y particularmente este período de la historia nacional— permitió enriquecer lecturas laterales a visiones demasiado historicistas sobre el período analizado; al mismo tiempo, los “años treinta” colaboraron para que estas categorizaciones y supuestos en la tipología de los liderazgos presidenciales pudiesen viajar a otras tramas y latitudes.

por Ignacio A. López**

* Una versión preliminar de este artículo fue presentada en las V Jornadas de Historia Política, Universidad de la República, Montevideo, durante el 8 y 10 de julio de 2015 y en el XII Congreso Nacional de Ciencia Política, SAAP, Mendoza, entre el 12 y 15 de agosto del mismo año. En este último recibió una mención especial dentro del área de historia política. El autor agradece los generosos comentarios que ha recibido de Juan Carlos Torre, Aníbal Pérez-Liñán, Alejandro Bonvecchi y Gabriel Quirici, así como las contribuciones de los participantes de los paneles en que fue presentado. También agradezco los sugerentes comentarios de las evaluaciones anónimas. Los errores y omisiones son propios. 
** Instituto de Investigaciones de la Facultad de Ciencias Sociales, UCA-Conicet. E-mail: ignacioalopez@uca.edu.ar





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