martes, 24 de julio de 2018

BATALLA DE RINCON DE VALLADARES - 5 de julio de 1827 - Parte 5



Frente a esta negativa, y en vista de que el gobernador de Catamarca no puede volver a reunir sus tropas, mientras que Ibarra ya está de nuevo al frente de las suyas, Lamadrid resuelve regresar a Tucumán. Entre tanto, Quiroga se prepara en La Rioja para atacarlo, después de haberle escrito al general Bustos, con relación a los ya difundidos abusos de los colombianos:

"Corro a dar alcance a esa tropa de bandidos que no han dispensado crimen por cometer; que no sólo han incendiado las poblaciones y degollado los vecinos pacíficos, sino que, atropellando lo más sagrado, han violado jóvenes delicadas. Tengo, pues, jurado, dejar yo de existir o castigarlos de un modo ejemplar y raro, muy particularmente a esa horda de bandidos titulados colombianos 'que, con sus hechos escandalosos, han manchado la tierra con sangre de inocentes. Si ellos, en Bolivia, han sido elejemplo de la insubordinación, si en Chicoana lo han sido de la barbarie, y en todo lo que han pisado aquí, un motivo de horror y de espanto, muy en breve sabrá vuestra excelencia, o que he perecido al frente de mis fuerzas en el campo de batalla, o que uno solo de ellos no existe ya sobre la tierra".

Evidentemente, todo hace presumir que Facundo no ha de tardar en volver sobre Tucumán, para reconquistar esta provincia e incorporarla definitivamente a la liga federalista que está preparando. Lamadrid debería convencerse de que esto tiene que ocurrir, en forma más o menos inmediata. Pero parece no creerlo, hasta que la información directa e indudable que llega a sus manos, en el sentido de que Quiroga se moviliza de nuevo sobre Tucumán, lo obliga a disponer lo necesario para librar un nuevo combate, en momentos en que todos los factores están en su contra.


Rincón de Valladares

Un violento entrevero de vanguardias, producido en la madrugada del 4 de junio de 1827, cerca de Vinará, anuncia que los ejércitos de Quiroga y Lamadrid se aproximan para librar combate.

En este lugar, una avanzada unitaria a las órdenes del coronel Helguera permanece desprevenidamente a la espera de que sus bombeadores le anuncien la proximidad del enemigo, cuando caen sobre ella los jinetes de la vanguardia riojana, encabezados por el comandante Frontanel. El ataque es tan sorpresivo y tan violento que las tropas de Helguera se desbandan y huyen hacia Tucumán, abandonando todos sus elementos.

Al tener conocimiento de este primer éxito, Facundo, que avanza con el grueso de sus fuerzas, acompañado por el gobernador Ibarra, acelera su marcha. Mientras tanto, en Tucumán, el coronel Lamadrid, aún convaleciente de una operación de cirugía menor, mantiene todas sus tropas en disposición de dirigirse al lugar en que las necesite, con la sola excepción de una fuerte división destinada para ocupar la retaguardia de los enemigos.

Quiroga cruza el río Chico el 5 de julio, y al día siguiente se encuentra sobre el pueblo de Santa Bárbara, al frente de 200 hombres de caballería. Enterado de este movimiento, Lamadrid abandona la ciudad para ir a esperarlo en las inmediaciones del campo de la Ciudadela, con 1.500 hombres de caballería, 200 cívicos y 4 piezas de artillería. El jefe unitario está aún débil, debido a la extracción de un pequeño tumor, y deben ayudarlo para que monte a caballo. No obstante, reina gran optimismo entre la población tucumana. Cuando se reciben informes de que Quiroga está en Rincón de Valladares, junto al rancherío de Concepción, ese optimismo es tal, entre los unitarios, que el propio Lamadrid dice, años más tarde, al recordarlo:

"Todos los individuos del comercio, representantes y vecinos de Tucumán, salieron a presenciar nuestro triunfo, que yo consideraba seguro; se colocaron a espaldas de mi línea, de espectadores "


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