miércoles, 16 de mayo de 2018

Deuda externa argentina: el siglo XIX y los antecedentes - Parte 1



Es más antigua, incluso, que nuestro país. Para encontrar las raíces de este hecho hay que remontarse a 1824

A lo largo de nuestra historia encontramos repetitivos y lamentables acontecimientos en torno a la deuda externa argentina, circunstancia que ha ido oprimiendo las perspectivas de desarrollo de nuestro país.

Sin lugar a dudas, el lastre de la deuda externa es uno de los factores condicionantes del crecimiento y evolución de la economía argentina de mayor importancia.
Hoy el tema es un ítem destacado en la agenda de nuestros legisladores, que lejos de consensuar un plan a futuro continúan priorizando sus urgencias sobre lo necesario e importante que requiere nuestra Patria.

Ignorar la historia nos condena a repetirla, el análisis y estudio de los acontecimientos históricos de nuestra Nación indudablemente deben servir para dotar de sabiduría a nuestro pueblo y poder construir un mejor proyecto futuro.

La deuda externa nacional es incluso más antigua que nuestro país. El primer empréstito fue tomado antes de nuestra génesis. Después de la descolonización, el 17 de diciembre de 1824 las autoridades del Gobierno de Buenos Aires aprobaron un empréstito de un 1.000.000 de libras esterlinas.

El famoso empréstito de la Baring Brothers gestionado por el entonces ministro Bernardino Rivadavia debía de servir entre otras a dotar de un moderno puerto y aguas corrientes a Buenos Aires, a demás de consolidar la frontera con los indios fundando varios pueblos.

La deuda fue colocada en Londres al 70% de su valor, y como el prestamista comenzó reteniendo el servicio de dos anualidades, a Buenos Aires llego poco más de la mitad del empréstito acordado. Pero por si esto no bastase, la Baring Brothers no mandó oro, sino órdenes de pago contra comerciantes ingleses de Buenos Aires.
Como era previsible, a los dos años los servicios del empréstito dejaron de abonarse. El entonces gobernador Manuel Dorrego no cumplió con las obligaciones y Rosas, más tarde se lamentaba pero tampoco pagaba. Ante la presión de la Baring, Rosas encomendó 1843 al diplomático Manuel Insiarte que tantease la posibilidad de canjear la deuda por las Islas Malvinas (ya en poder de la corona Inglesa desde 1833).

Como era de esperar el gobierno Inglés desecha la oferta, Rosas cancela algunas mensualidades interrumpiendo los pagos en 1845 cuando se produce el bloqueo anglo-francés por el río Paraná.


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