A mediados de 1872 llegan las primeras remesas de oro. En acuerdo de ministros
se dispone invertir parte de dichos fondos, en el pago de los empleados de la
administración pública. Pero: ¿cuándo se iniciaban las construcciones
públicas? Nada se sabe. Pasa el tiempo. ¿Qué hacer, mientras tanto, con el
oro? Llueven los proyectos transitorios. Que el oro sea depositado en el Banco
de la Provincia para que reditúe; que lo inviertan en la creación de un Banco
Nacional, etcétera. Lo que correspondía era gastarlo en las obras programadas.
En pequeña parte, se hace. La Memoria de Hacienda de 1873, informa:
a) Cancelación de los empréstitos contraídos con el Banco de
la Provincia ($f 2.800.000)
b) Construcción del Ferrocarril de Villa María a Río IV ($f
27.589)
c) Prolongación del Ferrocarril de Córdoba a Tucumán ($f
950.000)
d) Construcción del puerto de Buenos Aires y almacenes de
aduana ($f 121.681)
e) Construcción de muelles y almacenes en el puerto de
Rosario ($f 83.368)
La suma de los conceptos anteriores da: $f 3.982.638.
Y como el total del préstamo era de: $F 30.000.000, se colocó en el Banco
Provincia para “entretenerlo” en préstamos a sectores privados $F 26.017.362.
Hasta fines de 1872 se habían invertido $f 4.747.638. En Londres, estaban
separadas £ 950.000 para el Ferrocarril Córdoba-Tucumán. Se depositaron $F
8.927.333 en el Banco de la Provincia, para “ganar intereses”. Existen bonos
sin colocación en el mercado, y $f 1.000.000 ya estaban destinados para la
construcción del puerto. Según la Memoria de 1874, el monto de las inversiones
fue el siguiente, $f 484.251 en la construcción del Ferrocarril de Córdoba a
Tucumán, $f. 516.874 en la construcción de la línea de Villa María a Río IV, $f
27.589 en la construcción de la de Villa Mercedes a Río IV; $f 121.681 en las
obras experimentales para el puerto de Buenos Aires, y $f. 83.368 para
construcciones en la aduana y puerto de Rosario.
En conclusión: el empréstito para obras públicas de
1871, el gran sueño de Sarmiento, fue negociado cuando el país podía iniciar su
proceso de expansión económica nacional. De trámite muy irregular, si
comparamos lo comprometido con lo ejecutado, cumplió en parte su destino, y
resultó, a la postre, la causa mayor de la crisis económico-financiera de
1873-76, que debió soportar el presidente Avellaneda.
Fuente: 1966. Horacio Juan Cuccorese en Historia Argentina
Contemporánea 1862-1930. Vol 3. Historia Económica. Capitulo 1. “Historia
económica financiera Argentina” Pág. 21-22. Editorial El Ateneo.
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