sábado, 22 de abril de 2017

Jujuy, la sangre india - Parte 1


Los investigadores del pasado precolombino han sostenido con empeño que la cultura indígena del Noroeste argentino fue influida por la cultura de Tiahuanaco, muy anterior a la incaica. 


Otros sostienen que la cultura diaguita enseñoreaba en el Norte y Oeste de Jujuy (los diaguitas ocupaban una pequeña parte del oeste del actual territorio provincial, formaban pueblos independientes unos de otros, con sus respectivos caciques, y hablaban una lengua llamada "cacana"). 


Sea como fuere, cuando los españoles llegaron a esta región encontraron comunidades indígenas de omaguacas, quienes habitaban la región del norte de Jujuy, la puna, las gargantas estrechas que llegan a la gran quebrada humahuaqueña, los pequeños valles y las laderas de las sierras, eran los más adelantados de la provincia; oclayas, en el valle de Jujuy, en la parte del Xibi Xibi, Titaxi, Tilquiza, Jaire, Chijra y Zapla, hasta las faldas de los cerrillos de Perico, eran valientes guerreros pero no se igualaban a los omaguacas; y jujuies, posiblemente una denominación genérica dada por los hispanos para señalar a las tribus que escondían sus viviendas hacia los sitios actuales de Cuyaya, La Almona y Juan Galán. 


La fundación de una ciudad en el valle de Jujuy se vió demorada por la brava oposición indígena a la entrada de los españoles, pero el factor de más influencia fue la lucha que sostuvieron entre sí los españoles de Chile y Perú, que pretendían dominar el territorio del Tucumán, el cual abarcaba por entonces las actuales provincias de Salta y Jujuy


Después de varios intentos fallidos por fundar la ciudad, empezando por el que intentara Perez de Zorita el 20 de agosto de 1561 con el nombre de Nieva, entre los ríos Grande y Sivisivi, la población sucumbió ante los ataques indígenas y las luchas intestinas por dominar la región desde el Perú y Chile. Lograron subsistir sólo hasta 1563.

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