viernes, 27 de noviembre de 2015

El paisajista de Buenos Aires - Parte 3



De paso por Buenos Aires, mientras planeaba encaminarse de regreso a Francia, lo tentaron con la Dirección de Parques y Paseos Públicos de la ciudad. Explicó que sólo lo haría si ganaba un concurso público, que a su pedido se realizó, y que él ganó con un proyecto completo de desarrollo paisajístico urbano. ¿Su plan? Convertir los bosques de Palermo en una suerte de Bois de Boulogne porteño (y lo logró: tan eficaz fue su intervención que, apenas concluyó su proyecto, el paseo por Palermo reemplazó a la Alameda como ocio favorito de la gente elegante, como señala Leandro Losada en Historia de las elites en la Argentina); poblar Buenos Aires de un sistema de pequeñas plazas barriales (que funcionaran para esparcimiento de los vecinos) y algunos grandes parques (que, además de convertirse en grandes puntos de encuentro, funcionaran de pulmones para la ciudad); no dejar calles sin árboles ni árboles sin flores. Hacer, de la ciudad, una suerte de jardín moderno.

Por todo eso insiste Berjman con que el homenaje a Thays puede servir para, además de recuperar parte del patrimonio urbano y nacional, comprender cómo se llega a este paisaje. “Es para que los vecinos de la ciudad de Buenos Aires se den cuenta de que viven en una ciudad que es así porque hace 120 años acá vivió un señor que se llamó Thays y que pensó cómo iba a ser la ciudad 120 años después. 

Porque lo que tiene el paisajismo, a diferencia de todas las otras artes, es la dimensión del tiempo: el paisajista tiene que tener una visión prospectiva del futuro y decir ‘a ver, estoy plantando un arbolito que tiene 30 centímetros, ¿cómo va a ser esto dentro de 20, 40, 60, 80, 100, 200 años?’ Los parques de Thays toda la vida han sido casi perfectos, porque él tuvo esa visión de cómo poner las plantas. ¿Qué recuerda de uno de los picaditos de la infancia? ¿Del noviazgo adolescente en una plaza? ¿Del jardín de la escuela? ¿De haber ido a tomar un helado al parque? Toda nuestra vida se desarrolla en torno de los parques. El jardín es el origen de la humanidad. Adán y Eva vivían en un jardín, en un paraíso del que los expulsaron. Entonces el ser humano tiene esa culpa original, rehace jardines para tratar de mitigarla.”

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