La visita del pontífice
argentino al archipiélago asiático es una buena ocasión para recordar que un
pariente de nuestro héroe nacional tiene su tumba en Manila. El homenaje
de Perón y el orgullo filipino.
¿Un San Martín sepultado y
honrado en los confines del mundo? Es una noticia que sorprende, tan poca ha
sido la atención prestada por nuestros historiadores a muchos detalles de la
vida del Libertador y, particularmente, de su familia. Existe una
excepción, y es el libro Los hermanos de San Martín, publicado hace unos
diez años. Su autor es Armando Rubén Puente, periodista, historiador y
escritor argentino radicado en España desde hace muchos años.
Puente es tal vez el único
historiador que se dedicó a estudiar la vida de los hermanos de San Martín.
Volcó el resultado de sus investigaciones en el libro mencionado -ampliamente
agotado-, que por fortuna se encuentra a la espera de una reedición. Allí
describe la trayectoria de Juan Fermín Rafael, nacido en 1774, y por lo
tanto cuatro años mayor que José Francisco. Este hermano de nuestro prócer fue
destinado a Filipinas en 1805. Ya no regresaría a España. Murió en Manila el 17
julio de 1822, a
los 48 años.
Recordemos que fueron cinco
los hijos del matrimonio formado por el Capitán Juan de San Martín y Gregoria
Matorras, ambos oriundos de la actual Castilla. Todos nacieron en tierra
americana, en las antiguas misiones jesuíticas, donde el padre fue
Teniente Gobernador y se desempeñó en la defensa de la frontera,
permanentemente amenazada por las incursiones de los bandeirantes portugueses. María
Elena (1771), la hija mayor y única mujer, y los dos primeros varones, Manuel
Tadeo (1772) y Juan Fermín (1774), nacieron en Calera de Vacas,
actual territorio uruguayo, mientras que los dos menores, Justo Rufino (1776)
y José Francisco(1778), en Yapeyú, hoy provincia de Corrientes. Toda la
familia regresó a España en 1784. No se conocen retratos de todos los hermanos
de San Martín; sólo de Justo, de María Elena. También éste, del padre, Juan.
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