miércoles, 22 de abril de 2015

Se inicia el juicio a las juntas militares – Parte 1



El 22 de abril de 1985 se iniciaba el juicio a las juntas militares, un hecho único en América Latina. Los seis jueces que integraron el tribunal fueron Carlos Arslanián, Jorge Torlasco, Ricardo Gil Lavedra, Andrés D'Alessio, Jorge Valerga Aráoz y Guillermo Ledesma y tras 17 semanas a lo largo de las cuales se extendió el juicio culminaron con las condenas de los ex dictadores Jorge Rafael Videla, Emilio Massera, Roberto Viola, Armando Lambruschini, Raúl Agosti, Rubén Graffigna, Leopoldo Galtieri, Jorge Anaya y Basilio Lami Dozo. A continuación incluimos fragmentos de la acusación de doctor Julio César Strassera, el fiscal que estuvo a cargo de llevar adelante la parte acusatoria durante el juicio.

Fragmento de la acusación del fiscal Strassera

Fuente: Diario del Juicio, Editorial Perfil, Buenos Aires, 1995.

“Señores jueces:
”La comunidad argentina en particular, pero también la conciencia jurídica universal me han encomendado la augusta misión de presentarme ante ustedes para reclamar justicia.
”Razones técnicas y fácticas tales como la ausencia de un tipo penal específico en nuestro derecho interno que describa acabadamente esta forma de delincuencia que hoy se enjuicia aquí y la imposibilidad de considerar uno por uno los miles de casos individuales, me han determinado a exhibir, a lo largo de diecisiete dramáticas semanas de audiencia, tan solo 709 casos que no agotan, por cierto, el escalofriante número de víctimas que ocasionó , lo que podríamos calificar como el mayor genocidio que registra la joven historia de nuestro país.
”Pero no estoy solo en esta empresa. Me acompañan en el reclamo más de nueve mil desaparecidos que han dejado, a través de las voces de aquellos que tuvieron la suerte de volver de las sombras, su mudo pero no por ello menos elocuente testimonio acusador.

”Empero, ellos serán mucho más generosos que sus verdugos, pues no exigirán tan solo el castigo de los delitos cometidos en su perjuicio. Abogarán, en cambio, para que ese ineludible acto de justicia sirva también para condenar el uso de la violencia como instrumento político, venga ella de donde viniere; para desterrar la idea de que existen "muertes buenas" y "muertes malas" según sea bueno o malo el que las cause o el que las sufra.

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