jueves, 30 de abril de 2015

LA FLORIDA (Alto Perú) - 25 de mayo de 1814 – Parte 2


Mientras ello ocurría, Arenales ordenó pasar al contraataque a la bayoneta, en tanto que Warnes apercibido de la acción favorable se lazaba a un ataque furioso cargando a la caballería enemiga y a la infantería que trataba de repasar el río; por su parte el comandante De la Riva hacía lo propio dispersando el ala oeste del dispositivo enemigo. Derrotadas así las fuerzas de Blanco, retrocedieron maltrechas hacia el pueblo, ocupando la plaza del mismo, para intentar allí una resistencia desesperada.


El duelo personal de Warnes

Fue en esas circunstancias que se presentó el la plaza el coronel Warnes y llamando a grandes voces al coronel Blanco, con quien tenía cuantas que saldar, lo desafió a combate personal. Este, denodado como aquel, respondió al llamado y ambos montados en sus caballos de batalla, se arremetieron sable en mano como en los tiempos medievales. La suerte favoreció al jefe patriota; el valiente Blanco, con varias heridas de corte y punta, murió estoicamente como había vivido, sobre su caballo de pelea, y cayó al suelo ya cadáver.


Las heridas de Arenales

El propio Arenales –después de la muerte de Blanco- dirigió persecuciones de los restos de la caballería realista y fue e esos circunstancias que algunos jinetes enemigos volvieron cara y arremetieron contra él lanza en ristre y, aunque mató con su espada a tres de ellos, fue derribado y dejado por muerto con catorce heridas de lanza.

Los soldados que lo acompañaban le recogieron moribundo, pero gracias a los cuidados del médico y capellán de sus tropas –Fray Justo Sarmiento- pudo sobreponerse a sus heridas y recobrar su salud.

En Buenos Aires se celebró con júbilo esta victoria y el gobierno del Supremo Director don Gervasio Antonio Posadas dispuso que la calle más céntrica de la ciudad llevara el nombre de Florida.


- Bidondo, Emilio A.: La guerra de la independencia en el Alto Perú. Círculo Militar. Buenos Aires 1979.


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