A lo largo del tiempo San Isidro se ha caracterizado por un marcado interés por la historia del “pago chico”, por cuidar sus raíces, sus personalidades y sus hitos más relevantes.
Por este territorio tan querido, anterior a la Organización
Nacional, han pasado hombres y mujeres de gran trascendencia –como el General José
de San Martín, el Brigadier General Juan
Martín de Pueyrredón, su hijo Prilidiano, el General Manuel
Belgrano, Mariquita Sánchez
de Thompson, Francisco Javier Muñiz, Luis
Vernet, primer gobernador de las Islas Malvinas, Roque
Sáenz Peña, Sor Camila Rolón,Victoria Ocampo, Lola
Frexas, por sólo mencionar algunos-, además de figuras de
relieve local que junto a generaciones de inmigrantes construyeron con esfuerzo
el lugar que queremos.
1580
El período hispánico en San Isidro tuvo su comienzo el 11 de
junio de 1580, cuando don Juan de Garayfundó la ciudad de
Buenos Aires, procediendo pocos días después a repartir, entre los
protagonistas de aquella gesta colonizadora, sesenta y cinco chacras o suertes.
Así fue como diez españoles nativos, cincuenta y cuatro criollos
y mestizos y una sola mujer tuvieron el raro privilegio de ser los primeros
pobladores de la ribera norte de Buenos Aires, llamada por aquel entonces los
Pagos de la Costa.
De tal manera, cada uno de aquellos fundadores recibió una
chacra cuyas dimensiones variaban entre 300 varas (260 metros ) hasta un máximo
de 500 varas (433 metros )
de frente, por una legua de fondo (5.196 metros ), medida desde las orillas del Río
de la Plata. De aquellas 65 suertes mensuradas desde la actual Plaza San Martín
en Buenos Aires, hasta San Fernando, la numerada 47 hasta la 63, o sea diez y
siete chacras, conforman el territorio del actual Municipio de San Isidro.
1706
Debió pasar un siglo desde que Garay fundara Buenos Aires para que Domingo
de Acassuso arribara al Río de la Plata, el 21 de febrero de 1681, para
legarnos el nombre de nuestro pueblo y la devoción a su santo patrono, San
Isidro Labrador.
Así fue como Domingo de Acassuso; vasco del pueblo
de Zalla, en Valmaceda, donde su familia poseía, de tiempo inmemorial, casa
solar y capilla bajo la advocación del santo labriego; habiendo hecho fortuna
fundó el 14 de octubre de 1706 una capellanía y capilla en estos Pagos de la
Costa dedicada a San Isidro Labrador.
Siguió dando vueltas la inexorable rueda del tiempo y en los
alrededores de aquella pequeña capilla se fue formando un pueblo, integrado en
su mayoría por modestos labriegos que trabajaban sus extensas chacras,
pescadores y pequeños comerciantes.
Fue por aquellos tiempos que Domingo de Acassuso también construyó, de su propio
peculio, la iglesia de San Nicolás de Bari, en Buenos Aires (templo demolido
para ensanchar la actual avenida 9 de Julio).
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