domingo, 16 de noviembre de 2014

SAN MARTÍN EL MILITAR – Parte 4

En consejo de guerra Castaños pretende atraer a Dupont -acorralado en Andújar- a pelear en campo raso y rodearlo, con las divisiones de Reding y Coupigny, por un lado, y la de Jones y de La Perla, bajo su propio mando, por el otro. Por su carácter de ayudante de campo de Coupigny, San Martín pudo haber asistido al mencionado consejo de guerra y escuchar la discusión del plan de operaciones pero aún de no ser así le alcanzaría, por el mismo motivo, su minucioso conocimiento. Es importante recordar esta circunstancia porque la batalla por venir, gravitaría en su futuro con fecunda experiencia y resultaría Chacabuco una replica estratégica de Bailen.

Los españoles se situaron el día 13 en Arjona y llegaron a su objetivo dos días después. Mientras Reding marchaba con su división a Mengibar, Coupigny tomo posesión de La Higuereta. En el emplazamiento francés de Villanueva de la Reina, que debía defender el paso del Guadalquivir, las tropas españolas tuvieron un primer triunfo contra las fuerzas de Dupont, que dejaron 200 muertos y los equipajes en esta acción. En la mañana del día 18, las dos divisiones españolas de Reding y Coupigny llegaron a Bailén y sus jefes reconocieron la posición. A posteriori dispusieron las tropas en tres líneas que cerraban la entrada en la ciudad por el camino de Andújar.

El ejército se dividió en dos alas –la derecha bajo la dirección de Reding y la izquierda bajo la de Coupigny- siendo compartido el mando, como lo da a entender el propio Reding diciendo que "el marqués no sólo de concierto conmigo en la dirección de los movimientos de este día contribuyó a su acierto y felicidad, sino que habiendo elegido los cuerpos de que queda hecha la mención, acudió con ellos a los puntos mas vivos de los tres ataques generales y con sus conocimientos y valeroso ejemplo nos proporcionó los expresados felices resultados."

La batalla de Bailén se dio el 19 de julio de 1808 y duró nueve horas, en medio de un calor sofocante, faltos de agua y sin reparos en todo el terreno. Los franceses llevaron cinco ataquesimpetuosos que fueron rechazados, sin abandonar los españoles su plan defensivo. En el tercero debió Coupigny salir de su puesto de observación para acudir, poniéndose a la cabeza de la reserva, en ayuda del extremo izquierdo cargado por una brigada francesa de dragones y coraceros.
Con un hábil cambio de frente ordenado a algunos batallones, el valeroso jefe español logró imponer la retirada de los briosos coraceros.

Cerca del mediodía, rechazado en todos sus embates, con sus hombres desmoralizados, con la impresión de la derrota y con desesperanza de no recibir a tiempo los refuerzos de Vedell, el mariscal Dupont pidió capitular. Su primer emisario llego hasta Coupigny, que se hallaba en el centro de la línea, quien lo envío a Reding, y éste a Castaños. El general Vedell, que asaz tardíamente llegó al campo de batalla cuando Dupont sólo esperaba, como una gracia, las condiciones de la capitulación, unió a la derrota el deshonor violando la fe del armisticio y atropellando a las tropas españolas que tenían orden de no hacer fuego.

Reconocida la rendición de su jefe, intentó fugarse con sus fuerzas, pero una división de Coupigny le cortó los pasos de la sierra y, a una orden de Dupont, volvió Vedell a la obediencia y quedó con todos los suyos igualmente prisionero.

En esta batalla intervinieron 30.600 infantes y 28.000 jinetes, del lado español, y 28 000 infantes y 5.700 jinetes, del francés. A pesar de que 20.000 franceses cayeron prisioneros y de que la derrota de Dupont fue innegable, el nombre de Bailén figura en el Arco de Triunfo de París como una victoria napoleónica. El parte de Coupigny, que Reding utilizó para escribir el que elevó a su vez a Castaños, recomienda por su comportamiento en la acción entre otros, a Don José de San Martín, capitán agregado de Borbón. En realidad, San Martín no formó ese día en las filas del Borbón sino le cupo desempeñar la difícil función de ayudante de campo del marqués de Coupigny El general Castaños recomendó una promoción de oficiales y San Martín obtuvo el ascenso a teniente coronel graduado el día 14 de agosto. El mismo marqués le envío a Sevilla, donde San Martín había caído enfermo, una certificación de servicios, sus expresiones de amistad y la condecoración que le fue conferida por la victoria: en el campo ovalado, de esmalte, dos sables en cruz unidos con una cinta de la cual pende un águila abatida; en el ángulo superior de la unión de los sables, una corona de laurel, suelta, y en derredor la leyenda "Bailén, 19 de julio de 1808".

La carrera militar de San Martín, en los próximos años, siguió de cerca a la de su valiente jefe. Acompañó a Coupigny en el Ejército de Cataluña, a donde llamó a su hermano Manuel Tadeo, que estaba sin destino y atrasado en sus promociones.

Si acaso se separó del marqués cuando éste pasó, en octubre de 1809, a la Junta Militar de Sevilla al lado de Castaños –lo que no parece- en enero del siguiente año volvería a reunírsele otra vez como ayudante de campo, para servir en el Ejército de la Izquierda al mando del marqués de La Romana. Estuvo probablemente en la defensa de Torres Vedras, participando en la indecisa acción de Río Maior, y en febrero de 1811 llegaban ambos, desde Lisboa, a Cádiz, último reducto de la resistencia francesa en Andalucía que, sitiada por el mariscal Víctor, no cedió ante la presión francesa que duró dos años.

Esta claro que la estadía de San Martín en Cádiz resultaría providencial para su futuro americano, encendiéndose en su espíritu una decisiva aspiración.

Por Alfredo G. Villegas


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