sábado, 2 de agosto de 2014

Cementerios en Belgrano – Parte 1


El 6 de diciembre de 1855, el gobierno de la provincia de Buenos Aires aprueba el proyecto del trazado del nuevo pueblo de Belgrano, que fuera presentado por el Departamento Topográfico y  realizado por el ingeniero Saturnino Salas.

En dicho proyecto figuraban la superficie de la población, las calles con sus respectivos nombres y otras importantes disposiciones para el futuro pueblo. Con respecto al cementerio, en un párrafo del documento establecía: “En cuanto al sitio en que deberá establecerse el Cementerio, que más adelante pueda llegar a ser muy necesario, proveerá ulteriormente la Municipalidad”.

La instalación del primer cementerio que tuvo el pueblo de Belgrano estuvo muy ligada a la construcción de la parroquia de la Inmaculada Concepción, ya que cuando la Comisión Municipal solicitó al Obispado de Buenos Aires la creación de la misma, debió cumplir uno de los requisitos necesarios que era la creación de un camposanto.

El 21 de enero de 1860 la Municipalidad comunicó al Obispado de Buenos Aires que ya había finalizado la construcción del cementerio y que éste estaba ubicado donde actualmente se halla la manzana de forma irregular delimitada por las actuales calles Blanco Encalada, Zapiola, Monroe y avenida Ricardo Balbín; cabe señalar que el mismo estuvo habilitado hasta 1875.

El 11 de marzo de 1871 con el objeto de instituir un nuevo cementerio, el gobierno de la provincia de Buenos Aires dispuso por decreto que el Juez de Paz de  Belgrano procediera a conceder los terrenos de la Chacarita de los Colegiales, que se hallaban bajo la jurisdicción de dicho partido.

El motivo de dicho pedido residía en la urgencia de habilitar un nuevo enterratorio ya que los existentes en la Ciudad de Buenos Aires habían sido clausurados por encontrarse colmados a raíz de la epidemia de fiebre amarilla que devastó a la ciudad en los primeros meses de ese año.


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