Pero, cuando se reunieron en la SFA de A, confirieron a su
actividad una característica elitista: su centro era exclusivamente para los
aficionados, ningún fotógrafo profesional o asalariado era admitido en ella, la
cuota de ingreso y la suscripción mensual eran elevadas, y las exposiciones que
organizaban eran cerradas, servían para exhibir únicamente sus propios
trabajos.
El carácter excluyente de esta sociedad no dista del de las
conocidas en otros países; por ejemplo en Francia hacia los años 1890, tres
centros nucleaban a los aficionados, para esos fotógrafos la fotografía tenía
que verse libre de cualquier interés comercial, y en defensa de una práctica
desinteresada adoptaron la noción del arte por el arte (Sorlin, 2004). En ese
sentido, los aficionados se distinguieron claramente de los fotógrafos que hacían
negocios y de la democratización de la fotografía (Maresca, 2010).
La paradoja de los aficionados argentinos, es que muchas
veces se comportaron como profesionales concediendo importancia a sus imágenes,
las que incluso se difundieron en circuito comercial: bajo forma de álbumes, y
posteriormente, en tarjetas postales. También, revistas ilustradas como Caras
y Caretas emplearon sus fotos. Algunos conocedores de la fotografía argentina
han señalado que la SFA de A tuvo un papel destacado como proveedora de
imágenes a la prensa, lo que de hecho la convirtió en “la primera agencia
fotográfica del país” (Alexander y Cuarterolo, 2003). Sin embargo,
probablemente estos aficionados no esperaban de la distribución de sus
fotografías una retribución económica más sí cierta gratificación y prestigio
social.
Por otra parte, técnicamente, las diferencias entre los
profesionales y los aficionados eran probablemente mínimas. Los aficionados de
esa época, en general, se caracterizaron por su interés y desenvoltura para
resolver problemas técnicos. Frecuentaban los comercios especializados en
fotografía, como el de la Casa Lepage ubicado en Bolívar 375. Enrique Lepage,
hijo de un ministro belga y perteneciente a la aristocracia, había llegado a
Buenos Aires en 1891 e inmediatamente abrió su empresa, a la que de a poco fue
sumando diversos servicios, como la venta de fonógrafos, grabaciones, equipos
de proyección y cámaras cinematográficas. En la casa Lepage, se conseguían los
materiales sensibles, reveladores, máquinas y equipos, y era un espacio de
sociabilidad entre fotógrafos, sin perder de vista las últimas novedades del
mercado.
Entre los años 1870 y 1890, se conocieron nuevos avances
como la placa seca que se emulsionaba con una gelatina de bromuro de plata, a
diferencia de las placas de colodión, se compraba ya preparada, lista para
ubicarla en la cámara. Luego, apareció el negativo sobre film, más liviano que
las placas de vidrio, y tiempo después las cámaras portátiles Kodak, cuyo uso
masivo se dio con bastante posterioridad. Estos avances fueron llegando con
menor o mayor atraso a la Argentina, y como ocurrió en los países europeos,
muchos fotógrafos prefirieron continuar con el colodión o las placas de vidrio.
En conclusión se puede afirmar los fotógrafos aficionados
garantizaban una clientela a los negocios especializados e hicieron su aporte
al desarrollo de la fotografía. Tanto los fotógrafos profesionales y los
aficionados de la SFA de A coincidieron en representar al país como un
territorio en plena expansión económica, ya dominado y conocido por sus
habitantes, en un momento en que el Estado buscaba inversionistas y
promocionaba la inmigración europea. La imagen de un país con ciudades y
paisajes deslumbrantes, oficios pintorescos, obras públicas en marcha, el lema
de “orden y progreso” se imponía allí, en sus fotografías.
Referencias:
- Alexander, Abel y Miguel Angel Cuarterolo. 2003.
“Fotografía y producción”. Producción y trabajo en la Argentina. Memoria
fotográfica 1860-1960. Buenos Aires: Bice, Universidad de Quilmes.
- Bécquer Casaballe, Amado y Miguel Angel Cuarterolo. 1983.
Imágenes del Río de la Plata. Crónica de la de la fotografía rioplatense
1840-1940. Buenos Aires: Editorial del Fotógrafo.
- Maresca, Sylvain. “L’invention de la photographie”, La vie
sociale des images, 16 de febrero 2010 (http://culturevisuelle.org/viesociale/691).
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