jueves, 26 de junio de 2014

JUAN CRISÓSTOMO CENTURIÓN: TESTIGO PRESENCIAL – Parte 4





"He aquí señor Director, sencillamente la verdad de cuanto ocurrió en mi presencia a la llegada del enemigo a Cerro Corá, llegada que fue, como se comprende, una verdadera sorpresa, y que tuvo lugar en los momentos en que la mayor parte de las tropas se encontraban en los montes buscando qué comer".

"Al retirarme del combate vi desde lejos al mariscal López estrechamente perseguido por unos cuantos jinetes, llevando rumbo hacia la boca de la picada que daba entrada a un brazo del Aquídabanigüí donde solía ir a pescar”.

"Todo lo demás que ocurrió después hasta su muerte, no me consta personalmente, sito por referencia de los que lo presenciaron, conforme se lo había manifestado en mi reportaje”.

"Yo, bañado en sangre, con la espada en la mano, iba andando sin rumbo fijo hasta llegar a un grupo de árboles, o isleta a cuya sombra tomé abrigo para librarme de los rayos de un sol abrasador y sufriendo una sed devoradora. Sin duda, debida a esta circunstancia escapé a la muerte".

"Serenada la tempestad y después que todo se había consumado a eso de las 2:30, a las 3 de la tarde, unos soldados desprendidos de un batallón brasilero que había acampado a la inmediación, fueron recorriendo la isleta como buscando algo y me encontraron allí tendido en el suelo y horriblemente desfigurado, y previo al despojo de todas las pequeñas prendas de valor que llevaba, me condujeron a presentar al jefe del batallón, a quien tuve que dar mi nombre escrito con lápiz en un pedacito de papel que me facilitó".

"Enseguida me mandó a una guardia donde se encontraban también prisioneros algunos de mis antiguos compañeros".

"Ahora volviendo sobre la creación de la medalla de la campaña de Amambay, recordará señor Director, que en el reportaje de mi referencia, he manifestado duda respecto al grado de autenticidad que pudiera tener el Decreto que ha insertado íntegro en su narración histórica don Héctor Decoud, como el mismo que dictó el mariscal López creando dicha medalla".

"No fundaba para ello, en que no me parecía exacta la inscripción de: "A las penurias y fatigas" que contenía y que en lugar de ésta según mi firme creencia debería decir: "Venció penurias y fatigas...". Así me ha parecido, según mi propio recuerdo, el de otros que estuvieron presentes en la reunión de que se hace mención más arriba, y sobre todo, según una relación que publicó en 'La Democracia", el 1 de marzo de 1885, don Ignacio Ibarra, uno de los escribientes del Mariscal, y también testigo presencial de los últimos sucesos de Cerro Corá. Y aún cuando se pretenda que nuestro testimonio sobre los hechos de la guerra, no debe merecer fe, éso en nada altera el principio de cuando los sentimientos y las opiniones de distintas personas concurren uniformemente a establecer un hecho., deben ser tenidos como la expresión genuina de la verdad".

"Sin embargo, en el interés de desvanecer completamente esa duda que se me había robustecido enormemente después de la lectura de la carta del Dr. don Adolfo Decoud, publicada en el álbum del 15 de julio próximo pasado, y en el de esclarecer y constatar la verdad histórica sobre el particular, me puse en campaña, y cábeme la satisfacción de anunciarla que mi empeño ha sido coronado del más completo éxito".


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