“Eran los días finales del gobierno peronista. En mi
familia, mi padre estaba prófugo y tenía dos hermanos en Villa Devoto. En el
Barrio Norte se echaron a vuelo las campanas y yo participé del júbilo
orgiástico de la oligarquía por la caída de Perón. Una noche, fui al
conventillo como de costumbre.
Tenía que atravesar un callejón medio a oscuras
y de pronto, bajo la luz muy tenue de la única bombita, vi escrito, con tiza y
en letras bien grandes: ‘Sin Perón, no hay Patria ni Dios. Abajo los cuervos’.
La gente del conventillo me conocía bien, yo había intimado bastante con ella
durante todo ese tiempo (después seguí yendo, casi todo el año 56). Sin
embargo, para mí lo que ví escrito fue un golpe: esa noche fue el otro momento
decisivo en mi vida.
En la casa encontré a la gente aplastada, con una gran
tristeza. Yo era un miembro de la Iglesia y ellos le atribuían a la Iglesia
parte de la responsabilidad de la caída de Perón. Me sentí bastante incómodo,
aunque no me dijeron nada. Cuando salí a la calle aspiré en el barrio la
tristeza. La gente humilde estaba de duelo por la caída de Perón.”
“Y si la gente humilde estable duelo, entonces yo estaba
descolocado: yo estaba en la vereda de enfrente. Me acordé de María. Había
ocurrido hacía mucho tiempo; lo tenía olvidado. Un verano había ido con mi
hermano, en las vacaciones, al campo. Desde entonces les escribí a mis padres.
En la despedida de la carta había puesto: ‘Saludos a las sirvientas’. Cuando
volvimos de afuera María me dijo: ‘Carlos, nosotros no somos sirvientas: somos
seres humanos’. Era la misma cosa que el letrero del callejón. Si María hubiera
escrito en una de las paredes de mi casa ‘… somos seres humanos’, bueno… se lo
hubieran hecho borrar o tal vez la hubieran echado. Sí, yo estaba en la vereda
de enfrente. Ahora la gente pobre estaba de duelo y debía pensar en el
significado de esa tristeza. Cuando volvía a casa, a mi mundo que en esos
momentos estaba paladeando la victoria, sentí que algo de ese mundo, ya, se
había derrumbado. Pero me gustó.”
Fuente: Revista Cuestionario Nº 1, mayo de 1973
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