martes, 20 de mayo de 2014

Cómo empezó la deuda externa


En agosto de 1822, la Junta de Representantes autorizó al gobierno de la provincia de Buenos Aires a contratar en Londres un empréstito de un millón de libras esterlinas, destinados a la construcción del puerto de Buenos Aires, a la fundación de tres pueblos en la costa sur, y a instalar un servicio de agua corriente y desagües en la ciudad. La operación fue acordada en 1824 con la casa Baring Brothers, de Londres, sobre un interés del seis por ciento anual.
Como intermediarios del gobierno porteño intervienieron los comerciantes británicos Juan y Guillermo Parish Robertson y el criollo Félix Castro. Los tres comisionistas cobraron por sus servicios 100.000 libras esterlinas, extraídas del empréstito. La casa Baring descontó el pago adelantado de dos anualidades de intereses y amortizaciones, más su propia comisión, por lo que la cantidad acreditada al gobierno de Buenos Aires quedó reducida a 560.000 libras; a pesar de esto, el gobierno de la provincia se endeudó por la totalidad del préstamo más los intereses correspondientes.
Las 560.000 libras no llegaron a Buenos Aires en una sola entrega y en moneda metálica. Los banqueros británicos enviaron remesas fraccionadas a partir de julio de 1824, consistentes en su mayor parte en letras de cambio que, en 1825, fueron entregadas por el gobierno de Las Heras a los comerciantes locales. Ninguna de las obras que motivaron el empréstito llegaron a realizarse. (Crónica Argentina, Editorial Codex, tomo II., Historia Argentina, de José Cosmelli Ibáñez, Editorial Troquel).


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