Sus armas y herramientas:
Antes de la llegada de los europeos sus armas eran el arco y la flecha,
pero cuando conocieron el caballo, no sólo cambiaron sus hábitos de caza sino
también sus armas. Usaron con preferencia las lanzas, los lazos y las
boleadoras, que eran pequeñas bolsas de cuero rellenas con piedrecillas o
piedras del tamaño de un huevo y atadas a largas cuerdas. Cabalgando a gran
velocidad en un caballo lanzando las boleadoras apuntando a las patas de
los guanacos y ñandúes. También usaban estas armas contra los enemigos en los
combates. Al tomar contacto con los colonizadores conocieron los sables,
machetes e incluso las armas de fuego.
Los aónikenk fueron hábiles artesanos del cuero. Elaboraron monturas,
correas y lazos y todo tipo de aperos para el caballo, incorporando así
herramientas metálicas como formones, limas y hachas que trajeron los
expedicionarios y colonos.
El baile y la música de los aónikenk:
Los aónikenk fueron, por lo general, personas alegres que se divertían
celebrando fiestas y ceremonias en las que bailaban, bebían y comían hasta
cansarse. A estas fiestas se les llamaba camarucos. Uno de los bailes típicos
fue el “baile de los avestruces”, interpretado solo por hombres, mientras la
mujeres acompañaban cantando alrededor de una fogata. Se pintaban el cuerpo de
blanco, se vestían con un taparrabo y en la cabeza llevaban un tocado de plumas
de ñandú. En el pecho se cruzaban un grueso cinturón de campanillas para llevar
el ritmo de la música.
Uno de los instrumentos típicos se llamaba Kool, que era un pequeño arco de
madera con cuerdas de crin de caballo. Se tocaba como un violín con un hueso de
guanaco o ñandú. Este hueso se podía tocar también como flauta.
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