viernes, 11 de octubre de 2013

DIALOGO ENTRE ATAHUALPA Y FERNANDO VII EN LOS CAMPOS ELISEOS – Parte 7




I. - Y si yo trasmigrarme pudiese desde este lugar a mi reino, sin duda los exhortaría con la proclama siguiente:
Habitantes del Perú: si desnaturalizados e insensibles habéis mirado hasta el día, con semblante tranquilo y sereno, la desolación e infortunios de vuestra desgraciada patria, recordad ya del penoso letargo en que habéis estado sumergidos, desaparezca la penosa y funesta noche de la usurpación y amanezca el claro y luminoso día de la libertad. Quebrantad las terribles cadenas de la esclavitud y empezad a disfrutar de los deliciosos encantos de la independencia. Sí, paisanos, vuestra causa es justa, equitativos vuestros designios. Reuníos pues, corred a dar principio a la gran obra de vivir independientes. No nos detenga Fernando, porque o no tiene o no tendrá en breve más vida que su nombre, ni más existencia que la que publican el fraude y la mentira. Revestíos de entusiasmo y publicando vuestra libertad, seréis todos dichosos y el espectáculo de una felicidad será envidiable en el universo entero.

F. - Y por el gusto que he tenido de conoceros y hablaros, voy ahora por ver si encuentro a alguno de mis mayores para avisarles mi suerte y cuanto a la España pasa.
I. - Idos, pues, Fernando, a Dios, que yo también a Moctezuma y otros reyes de la América darles quiero la feliz nueva de que sus vasallos están ya a punto de decir que viva la libertad.
BERNARDO DE MONTEAGUDO

Este diálogo Fue escrito en Charcas en los primeros meses de 1809 y generalmente es atribuido a Bernardo de Monteagudo, que por entonces estudiaba en la Universidad. Circuló de mano en mano en los medios universitarios y políticos y contribuyó a la difusión de las ideas que impulsarían las revoluciones de Chuquisaca y La Paz. Describe el encuentro entre la sombra de Atahualpa, el último Inca, y la de Fernando VII.




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