jueves, 11 de julio de 2013

El largo camino de la independencia argentina – parte 1





Qué pasó en Tucumán el 9 de Julio de 1816. Los primeros pasos para construir una nación libre. El germen del conflicto que más tarde se conocería como "unitarios y federales". Los deseos de un destino común para el continente americano y las dificultades para lograrlo.



Las crónicas de la época dicen que ese 9 de julio fue casi primaveral, y que un viento del Norte traía olor a naranjas. Pero el clima político, en cambio, preanunciaba dos frentes de tormenta: el que amenazaba desde el interior y el que se expandía por toda la América colonial. El Congreso General Constituyente había comenzado sus sesiones en marzo de 1816, y se había elegido a Tucumán por ser "un punto céntrico del ex Virreinato", apunta Noemí Goldman, profesora de Historia Argentina e investigadora del CONICET. Es que el Congreso "pretendía marcar un cambio en la política central al mostrarse más atento a los intereses del pueblo".

Si bien la cara más conocida el 9 de Julio de 1816 es la del sanjuanino Narciso Laprida —desde los chicos del siglo XIX hasta los de 2005 lo identifican con facilidad porque la iconografía así lo quiso—, que presidió el encuentro, los actores más relevantes fueron Manuel Belgrano y José de San Martín ("columnas militares del régimen", los calificó el historiador nacionalista y católico, Ernesto Palacio) que desde sus puestos de mando impulsaron la declaración de independencia. "Ellos estaban haciendo la guerra contra los realistas y necesitaban legitimidad para sus acciones —dice Jorge Gelman, profesor titular de Historia Argentina en la UBA e investigador del CONICET—. Hasta 1814, el rey de España no regresó al poder, prisionero de las fuerzas napoleónicas. Por lo tanto se podía hacer una guerra sin cuestionar necesariamente a la monarquía española. Pero a partir de 1814, hay que definirse, de lo contrario no se puede seguir luchando: o estamos en presencia de una nueva nación o Estado, distinto al español, y se legitima la guerra, o ésta se termina. San Martín, sobre todo, necesita que estas cuestiones políticas se definan lo antes posible, porque si no pierde toda legitimidad la campaña militar que tiene por delante".

Es cierto que la idea de declarar la independencia no era nueva: el sector morenista la había promovido desde los inicios del proceso revolucionario iniciado en 1810, "pero factores internos (tensiones dentro del grupo gobernante, y entre Buenos Aires y las provincias del Litoral) y externos (la coyuntura europea) habían impedido su realización", explica Mariano Ben Plotkin, investigador del CONICET y de IDES (Instituto de Desarrollo Económico y Social). Y agrega: "La situación en lo que hoy es la Argentina era muy sensible a lo que ocurría en Europa. Aún durante las sesiones del Congreso, se llevaban a cabo gestiones en Europa para explorar la posibilidad de instaurar una monarquía, al mismo tiempo que se hacían intentos de aproximación a la corona española para llegar a algún acuerdo, cosa que resultó imposible".

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