martes, 28 de mayo de 2013

Tigre, antiguo pago de Las Conchas – parte 3






El pueblo del General Pacheco debe su nombre a este guerrero de la Independencia, que luchó con San Martín junto a los granaderos a caballo. A fines del siglo XIX, sus descendientes construirían en la estancia de El Talar una bella mansión, que hoy es parte de un barrio privado, así como la iglesia de General Pacheco.
En 1854 se censó que el partido de Las Conchas tenía 960 habitantes, de los cuales 10 % eran extranjeros (españoles, ingleses, franceses, italianos, portugueses y de otras nacionalidades).
En Las Conchas había diez pulperías y almacenes, 24 casas y 166 ranchos. Además del comercio y la artesanía, las actividades productivas del pago (que tenía una superficie de 13 leguas) eran la agricultura, con una legua cuadrada de superficie cultivada distribuida en 82 chacras, y la ganadería, con 3.200 vacas, 2.000 yeguarizos y 4.200 ovejas.
El partido de Las Conchas producía animales en pie, cueros vacunos y lanares, lana, sebo, grasa, manteca, papas, verduras y forrajes.
El primer tren llegó a Las Conchas el 1 de enero de 1865. Con el tren se dio un significativo impulso al desarrollo de la comarca: hasta entonces las carretas tardaban un día entero de viaje para ir de Tigre a Buenos Aires.
En 1872 asumió como primer intendente municipal el doctor Daniel María Cazón, quien durante su administración impulsó las escuelas, extendió el alumbrado, mejoró calles y caminos, construyó desagües, plantó arboledas y desarrolló una tarea tan proficua que hoy Tigre lo recuerda con el nombre de su avenida más céntrica.
Durante la presidencia de Sarmiento, se instalaron en Tigre los Talleres de Marina, en un predio sobre el río Lujan en el que hoy se encuentra el Museo Naval. Las aguas del Luján, entre Tigre y Las Conchas vieron en más de una oportunidad el paso de naves y ejércitos.


En 1889 el partido cedió buena parte de sus 418 kilómetros de superficie continental para que en el oeste naciera un nuevo partido, llamado entonces General Sarmiento y hoy, Malvinas Argentinas, San Miguel y José C. Paz.
Hacia 1900, las islas de Tigre producían frutas y maderas, además de dulces, conservas, embutidos y licores. Había varios aserraderos y talleres de carpintería. En esos mismos años, se descubría con el esplendor de la Bélle Epoque la faceta turística de Tigre, que se enriqueció en esos años con obras de arquitectura notables.
La llegada en 1916 del tren eléctrico de Buenos Aires a Tigre acentuó el progreso turístico y la popularidad de sus islas, cuyo atractivo ya había sido descubierto medio siglo antes por Marcos Sastre, y confirmado por Bartolomé Mitre y Domingo Faustino Sarmiento, quienes fueron entre los primeros y más ilustres amantes del Tigre insular.



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